Pragmatismo de tres centavos

Bianchi

No queremos meternos dónde no nos llaman ni somos quién para criticar la línea política que ha adoptado la izquierda abertzale vasca que, según dicen, obedece a «nuevos tiempos» y responden a «nuevos ciclos».

Así como admiramos la lucha del pueblo vasco por su liberación nacional, deploramos la rapidísima deriva reformista que está protagonizando su nueva dirección. El martes pasado, día 12, en Pamplona, su líder Rufi Etxebarria dio una charla donde «mentalizó» a las bases abertzales de que se fueran olvidando de la amnistía para los presos «políticos» (y ponemos en cursiva «políticos» pues llegará el día en que hasta le quitarán este carácter a los gudaris vascos) y se vaya pensando -ya lo están haciendo- en soluciones individuales para los presos (no, por supuesto, los que tienen largas condenas) aunque, eso sí, sin arrepentirse ni delatar a nadie que es como el fascismo español llama a «colaborar con la justicia», o sea, la «vía Nanclares», menos mal, todo un detalle. En otras palabras, que hay que usar «los cauces legales».

Están gestionando una derrota -en la dialéctica estatal-militar de «vencedores y vencidos»-, por más que nos duela, pero hay que decir siempre la verdad aunque escueza, como si fueran avances en una dirección que no sabemos -aunque lo sospechamos y maliciamos- adónde conduce. Y, en relación con los presos políticos vascos, diciéndoles poco menos que se busquen la vida por sí mismos -la manifestación anual que se hace en enero en Bilbao es casi un ritual, una procesión cuaresmática en silencio, una liturgia, que hasta parece que les molesta, como si no fuera con ellos- en una especie de burdo pragmatismo que viene a decir que lo importante es salir como sea de la cárcel sin mirar el «cómo», casi una especie de sálvese quién pueda.

Este antiideológico pragmatismo a la yanqui manera me recuerda el proverbio chino aquel que decía «gato blanco o gato negro, qué más da, lo importante es que cace ratones». Lo usó el venal y felón -sólo Fernando VII le superó en vileza canallesca- Felipe González copiando, encima, al dirigente chino revisionista Deng Tsiao-ping, que ni en esto son originales.

A esto me recuerda, a salir «a como dé lugar», que dicen los mejicanos. Si fuera para retomar, tácticamente,  una antorcha libertaria y revolucionaria, lo entenderíamos, pero nos tememos que va a ser que no, como se dice ahora.

Todos nos alegramos de la salida de los presos antifascistas, patriotas y demócratas, pero por la puerta grande. ¿Que no es así? También nos alegramos, pero no es lo mismo, evidentemente.

¿Qué la amnistía es ahora un imposible metafísico? ¿Qué no hay condiciones? Muy bien, pues las creamos nosotros, como se ha hecho toda la puta vida, y no dar la batalla por perdida de antemano.

Buenas noches.

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