– Locutor (sudando, hace calor, canícula, «caloret», que diría Rita): según noticias de alcance son ya bastantes los muertos por el terremoto en el centro de Italia, pero tienen que ser más. Por la zona, decimos, y la escala Richter, que nadie explica nunca qué coño es esa escala, perdonen, son los nervios, ¡¡¡tiene que haber más muertos!!!, es científico, joder. Si sólo hubiera dos muertos ni nos molestaríamos en dar la noticia salvo en un «breve» de dos segundos, que no vale ni para dar paso a la publicidad, conectamos con nuestra (siempre es una mujer la «enviada especial» cuando se trate de catástrofes naturales, y no de yihadistas, que entonces son tíos) corresponsal… sí… Fulana… dinos… ¿a cuánto asciende ya la suma de muertos por dios y por la patria, uy, perdón, esto va para otra sección…?
– Fulana de Tal: buenas tardes, por decir algo, Fulano de Cual, pues «sólo» ha habido un muerto más desde nuestra última conexión hace ya la «friolera» de cinco minutos escasos.
– Locutor: ¡¡Uno solo!! ¡¡Cómo que uno solo !! ¡¡¡No puede ser!!! ¿Te has informado bien? ¿Qué dicen los bomberos? ¿Y la policía? ¡¡¡¡Tiene que haber más muertos, mecagoendiós!!!! Si es que es pura lógica. Yo ya soy un veterano en estos luctuosos hechos y sé que, si no hay muchos muertos, dosificados, esto sí, primero, dos, luego, en la siguiente conexión, que se dice, veinte, y, en la siguiente, doscientos, y así hasta que el ministro salga en la tele para decir que no hay más, y que una víctima (del terrorismo) es española… pero, dinos, ¿es cierto que se ha podido rescatar de ese terremoto «terrorista» (el cuerpo les pide decir estas antropomormizaciones. Si vale el palabro, de enfermos que están), una niña de entre los escombros ¡y viva!, es verdad esto? (finge regocijo)
– La chavalita allí desplazada (atusándose el pelo creyendo que no se la ve todavía): sí, sí, es verdad, podemos confirmarlo: una «ninia» (así pronuncian) ha sido rescatada sin que el Estado pague un duro (al Terremoto Pirata del Senegal, su epicentro), unas liras, unos euros, por el servicio de Bomberos, unos héroes (un bombero, entrevistado, declaró: «sólo cumplimos con nuestro trabajo, eso es todo, por cierto, mal pagado, diga eso»), ¡¡¡con vida!!!
– Locutorcito: ¡Loado sea el Señor! Y con vida, dices, y después de estar bajo los escombros un tiempo eterno, porque se le tuvo que hacer eterno a esta pobre criatura, ¿se imaginan ustedes, qué espanto, qué dolory sin agua o soda para los güisquises, qué horror?, desamparada, ¡milagro! Como aquella niña (mejor que sean niñas, los niños mejor en escenarios de guerra como el último en Alepo, Siria, para decir lo malos que son los del Bashar el Assad ese… y los rusos) que vimos hace años en no sé dónde, en Colombia o por ahí, en Popayán, creo, algún país subdesarrollado, una niña, digo, decimos, asomando la cabecita después de la erupción de un volcán criminal y terrorista del copón de la baraja, así da gusto informar, la niña viva, esto reconcilia con la humanidad, debería estar muerta, y entonces cambiaríamos el tono de voz, lo pondríamos más grave, serio, somos expertos en esto, somos profesionales, sabemos quién nos paga y no estamos dispuestos a decir, no ya la verdad, esto por descontado, sino a renunciar a la piscina. Tenemos dos caras. O más. Según el canal que nos contrate. Eso sí, tenemos una sola jeta, pero mucha jeta.
¿Para cuándo un terremoto en suelo español donde poder dar noticia de muertos sin cuantificar, auxilio de bomberos que, desbordados, se ven precisados a pedir ayuda a la abnegada Benemérita, ¿por qué nunca hay una desgracia en este país llamado España, Arriba España, donde podamos informar -objetivamente, por supuesto- de que también aquí, en España, Viva España, hay terremotos como en cualquier lugar de Europa, ¡¡¡porque somos Europa, señores!!! Y los obispos, ¿no van a pedir preces para que esto suceda, para que haya un terremoto de la ostia, que es lo suyo, y muertos, muchos muertos, para que monten sus números funerarios y hasta el Estado un funeral de Estado? ¿Es que todo va a ser Olimpiadas y medallas en Bádminton y Campeonato de Canicas. ¿Por qué, Señor? ¿Por qué nos castigas sin un puto terremotillo que llevarnos a la boca? ¿Qué te hemos hecho, cuál es nuestro delito? Discúlpenme, querida audiencia, la emoción me embarga, no puedo seguir, pero hay más noticias…
Buenos días.