La información de los portavoces del imperialismo pretende hacer creer que Washington ha tenido más contactos con el gobierno de Damasco que con los yihadistas que le combaten. Al mismo tiempo el diario se esfuerza por silenciar que la dimisión de Al-Assad no significa otra cosa que dejar a Siria en manos de los yihadistas.
Al fracasar los planes de dimisión, Estados Unidos dio un paso adelante, proponiendo a los militares sirios dirigir un golpe de Estado contra el gobierno, al tiempo que en la calle provocaban los disturbios caracteríticos de la Primavera Árabe.
Un año después, en el verano de 2012, ese plan fracasó por el apoyo que Irán y Rusia prestaron al gobierno de Damasco. La oficialidad siria más dócil a los imperialistas desertó, creando el llamado “Ejército Libre de Siria”, desencadenando una guerra, una posterior crisis internacional de alcance insospechado y una oleada atroz de crímenes yihadistas.
Los planes de Obama se fueron al traste uno detrás de otro y lo que debía engendrar inestabilidad en Damasco, engendró inestabilidad también en Washington y, de robote, en el mundo entero. Desde 2013 los imperialistas se vieron involucrados en la necesidad de tener que apoyar abierta y duraderamente a los yihadistas, algo con lo que no contaban.
Esa colaboración descarada obliga al Wall Street Journal a lanzar varias cortinas de humo para disimular hasta lo más evidente. El año pasado, dice el periódico, cuando Estados Unidos inició sus ataques aéreos, el Departamento de Estado telefoneó a sus colegas en Damasco para asegurarse de que la aviación siria no les atacaría dentro de su espacio aéreo.
Este mismo año, añade el Wall Street Journal, la Casa Blanca ha vuelto a contactar con oficiales sirios para anunciarles las zonas en las que tenía intención de desplegar a los “combatientes” que habían estado entrenando para “luchar” contra el Califato Islámico.
En la primavera Obama envió a Damasco a Steve Simon para entrevistarse personalmente con Bashar Al-Assad de manera informal…
Pero lo realmente importante es la aclaración que Samantha Power, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, hace a esta noticia: informar no significa “colaborar”. Pues le tomamos la palabra: Estados Unidos no ha colaborado con el gobierno de Damasco en la lucha contra el yihadismo.
Creemos que, además, es necesario aclarar esa aclaración: con quien ha “colaborado” Estados Unidos es con el yihadismo para luchar contra el gobierno de Damasco, lo cual sintoniza con los planes que tenían trazados desde el pincipio de la guerra de Siria en 2011.
Y ahora toca ver a qué nuevo presidente yanqui se le da el "Nobel de la Paz". Claro que si atendemos a LA VANGUARDIA lavanguardia.com/internacional/20151008/54437098932/favoritos-premio-nobel-paz-2015.html (¡qué nombre tan indicado al tema; verdad?), los candidatos serían sus otras excelencias excelentísimas:
– El papa Francisco;
– La canciller alemana, Angela Merkel;
– El ministro yanqui de exteriores, John Kerry;
– Quien sabe si también Petró Oleksíyovych Poroshenko;
Ignoro si se debería proponer o no también a la cagada de mis calzones. Como soy parte interesada, pues, me abstengo; aunque no por ello deje de sugerirlo aprovechando que, en este ámbito, se le da voz a mi pobre intelecto, PERO GRAN CORAZÓN: que bien pudiera ser lo que con tan excelso acontecimiento se tiene en consideración a la hora de agraciar desde ultratumba. Como quiera que sea, ya falta menos para el logro del ideal agraciado, independientemente de quien o quienes tomen el relevo para su realización.
¡Felicitémonos, pues!; y que, a la celebración de la misa del gallo (del positivismo, pero al modo católico), no me falte absolutamente nadie este año. Hay que divertirse, que para eso están las fiestas. No en vano los peces beben en el río por estas fechas. ¡Vamos a ser nosotros menos que los peces… o qué?