Luxemburgo, ‘El Águila del Proletariado’ |
Ambos fueron ejecutados tras ser detenidos durante una huelga general revolucionaria, el conocido como Levantamiento Espartaquista, entre el 5 y el 12 de enero de 1919. El cuerpo de Luxemburgo fue arrojado al canal berlinés de Landwehr.
La manifestación concluyó ante el Monumento Socialista del Cementerio de Friedrichsfelde berlinés, donde están enterrados los restos de Luxemburgo y Liebknecht. Los participantes depositaron coronas de flores y claveles rojos.
Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron asesinados por el gobierno socialdemócrata. Sus ministros habían militado en el mismo partido que los asesinados.
La socialdemocracia repitió el crimen cuando en 1976 y 1977 asesinó cobardemente a los dirigentes de la Fracción del Ejercito Rojo recluidos en las cárceles alemanas.
El Monumento Socialista fue levantado en la década de 1920, luego demolido durante el periodo nazi y finalmente restaurado tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
Carlos Leibknecht |
A Rosa Luxemburgo la sacaron del hotel poco después y le destrozaron el cráneo a culatazos. Moribunda, su cuerpo fue arrojado dentro de un vehículo; otro mercenario le propinó un tercer golpe en la cabeza con su fusil y un teniente le dio el tiro de gracia, siendo su cadáver arrojado al canal, donde fue enconrado bastantes semanas después.
La prensa mintió. Dijo que había sido linchada por la multitud. La casa de Rosa Luxemburgo fue saqueada por la tropa y sus escritos arrojados a la hoguera.
Franz Mehring, el veterano dirigente del proletariado alemán, no pudo superar la noticia y falleció.
El 10 de marzo León Jogiches, el compañero de Rosa Luxemburgo, murió de los disparos de un carcelero al tratar de huir, dijo la prensa reaccionaria.
La socialdemocracia abrió el camino al nazismo. Creó el precedente y enseñó el método para acabar con la revolución: asesinar a los dirigentes del proletarado, encarcelar a los más rebeldes, torturar e infundir pánico.