Manifestación en Ghana exigiendo la condonación de la deuda externa de los países africanos

El viernes varios movimientos sindicales y organizaciones panafricanas congregaron en Accra, la capital de Ghana, a miles de personas para exigir la condonación de la deuda externa de los países africanos. La protesta, convocada por los sindicatos y la sección africana de la Confederación Sindical Internacional (CSI-África), culminó con la presentación de una petición al gobierno ghanés. La deuda pública del continente supera ya los dos billones de dólares, una carga considerada incompatible con las ambiciones de desarrollo. Esta manifestación revivió importantes referencias históricas, en particular las de Thomas Sankara, quien denunció este sistema antes de su asesinato en 1987.

La manifestación reunió a sindicatos, trabajadores y asociaciones cívicas en torno a un lema común: “Condonar la deuda para devolver a la gente sus medios de desarrollo”. Los sindicatos y CSI-África convocaron la movilización bajo el tema “Reparaciones y Justicia Restaurativa para una Arquitectura Financiera Africana Transformadora”. La iniciativa forma parte de una campaña más amplia titulada “África se levanta: Manifestación panafricana por la Cancelación de la Deuda y la Justicia Comercial”.

Los convocantes presentaron una petición oficial al ministro de Finanzas, Cassiel Ato Forson, en representación del presidente John Dramani Mahama. Este gesto simbólico pretendía impulsar al gobierno local y a otros gobiernos africanos a adoptar una postura más firme en los debates internacionales sobre la deuda. Varios oradores denunciaron el sistema como “neocolonial”, argumentando que perpetúa la dependencia económica y priva a África de recursos para educación, salud e infraestructura.

En marzo de este año la deuda externa de Ghana alcanzó los 28.500 millones de dólares, más de una cuarta parte de su PIB. A escala continental, la deuda supera los dos billones de dólares, una cantidad que absorbe una parte significativa de los presupuestos públicos. Esta situación está llevando a algunos gobiernos a recortar el gasto social para pagar la deuda. Estas cifras refuerzan los argumentos de los manifestantes, quienes creen que las condiciones impuestas por los acreedores limitan el margen de maniobra de los gobiernos africanos.

El debate sobre la deuda del continente no es nuevo. Antes de su asesinato en 1987, el presidente burkinés Thomas Sankara pronunció un famoso discurso en una cumbre de la Organización de la Unidad Africana: “La deuda no se puede pagar, porque si no pagamos, nuestros acreedores no morirán; sin embargo, si pagamos, moriremos”. La deuda es menos una herramienta financiera que un instrumento de dominación. Para muchos colectivos, las palabras de Sankara aún resuenan hoy e impulsan las movilizaciones panafricanas.

La manifestación de Accra ilustra un movimiento de protesta más amplio que trasciende las fronteras nacionales. Los sindicatos africanos insisten en la necesidad de construir una arquitectura financiera regional capaz de reducir la dependencia del capital financiero internacionales. Varios participantes debatieron la creación de instituciones financieras regionales, inspiradas en un Banco Africano de Desarrollo fortalecido, que permitiría satisfacer las necesidades sin depender de los acreedores tradicionales. Este proyecto, aún en sus inicios, podría convertirse en un foco de demandas políticas en los próximos años.

La dimensión panafricana del encuentro también se destacó con la presencia de delegaciones de otros países, quienes enfatizaron que el problema trasciende la situación ghanesa. El argumento central sigue siendo que la carga del pago de la deuda obstaculiza el logro de los objetivos de desarrollo económico. Para los organizadores, la liberación de los presupuestos locales permitiría destinar más recursos a las prioridades sociales, un tema que podría ser objeto de una futura profundización en las estrategias de educación y salud en África.

A escala internacional, algunos gobiernos africanos ya han iniciado conversaciones con el Club de París y el G20 para renegociar sus plazos de pago de la deuda. Sin embargo, estas iniciativas se limitan a reprogramaciones o reducciones parciales, lejos de la cancelación total exigida por los manifestantes de Accra. Por lo tanto, la movilización es un intento de influir en las negociaciones en curso y recordar a todos que la sociedad civil sigue atenta a las decisiones que se toman en los foros internacionales.

Ghana, que ha atravesado varias crisis económicas en los últimos años, es el escenario perfecto para este tipo de protesta. El país está llevando a cabo un programa con el Fondo Monetario Internacional que exige estrictas reformas presupuestarias y una estrecha supervisión de sus finanzas públicas. Por lo tanto, la protesta también se enmarca en un marco político nacional donde los debates sobre los recortes y los derechos sociales social son particularmente intensos.

La manifestación del 29 de agosto en Accra demuestra la continuidad de la lucha que muchos militantes africanos han librado durante décadas. El recordatorio de las palabras de Sankara ilustra esta persistencia y muestra que la deuda sigue siendo, incluso hoy, un tema central en los debates económicos y políticos del Continente Negro.


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