Macron prepara a Francia para una economía de guerra

Francia nunca había caído tan bajo. Los índices de popularidad de Macron están por los suelos y fuera de sus fronteras sus simpatías no son superiores. El miércoles se dirigió a los franceses en un discurso televisado que atrajo a 15 millones de espectadores.

Macron es especialmente beligerante hacia Rusia desde la humillación que sufrió en su última reunión en el Kremlin con Putin en torno a aquella mesa gigantesca.

En su infinita torpeza, en una situación como la actual, al Presidente francés no se le ocurrió otra cosa que mentar las armas nucleares. Prometió iniciar conversaciones para “proteger a los países europeos con las fuerzas de disuasión nuclear francesas”. En Moscú se han tomado las palabras como lo que son: un chantaje.

Actualmente Francia se opone a un alto el fuego y encabeza el “partido de la guerra”. Pero si alguien cree que eso es consecuencia de la Guerra de Ucrania se equivoca. En 2017 el gobierno de París aprobó dos leyes de programación militar para duplicar el presupuesto de los ejércitos en 2030.

A Macron eso no le parece suficiente. Quiere más armas y más dinero para fabricarlas, a costa de lo que sea. En su discurso Macron anunció una inversión adicional para el rearme y ha llamado al gobierno a ponerse a trabajar “lo antes posible” para buscar financiación.

Puso el ejemplo de Dinamarca que, para rearmar a su ejército, ha elevado la edad de jubilación a los 70 años. Francia necesita aprobar “nuevas opciones presupuestarias” por la “evolución de las amenazas” y Macron ha anunciado “inversiones adicionales […] que se han vuelto indispensables” para el ejército.

No se trata sólo de gastar más dinero. Además de reforzar el ejército, el aumento de los gastos militares debería “acelerar la reindustrialización de todas nuestras regiones”, dijo Macron.

El gobierno francés enfrenta, pues, dos programas paralelos: la reforma de la administración y la eficiencia del dinero gastado. La militarización exige una reforma a fondo de los aparatos del Estado. “Serán nuevas inversiones que requieren financiación privada, pero también pública […] Requieren reformas, opciones, coraje”, añadió.

Macron ha pedido al gobierno que trabaje lo antes posible en unas nuevas fuentes de financiación, con una condición que no tardará en desaparecer: “Sin aumentar los impuestos”. Macron tiene previsto convocar una reunión con los ministerios responsables de la guerra para tratar esta cuestión.

“Desde la toma de posesión de Donald Trump hemos sabido que debemos prepararnos para una economía de guerra”, dicen los asesores del gobierno francés. Eso exige, entre otras medidas, recortes en la administracón pública, en los salarios y en las jubilaciones.

“Uno puede encontrar una mayoría en la Asamblea una vez que todas las misiones de los servicios públicos han sido analizadas”, dicen los asesores.

El gobierno ha hecho un llamamiento a la movilización del ahorro francés, que podría implicar la creación de un nuevo fondo para la guerra. “El hecho de que esto [el aumento de los gastos miitares] no se pueda hacer mediante subidas de impuestos es importante”, señala uno de los consejero del gobierno.

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