Las ventas de coches eléctricos aumentaron una media del 37 por cien en Europa el año pasado, pero sólo un 11 por cien en Alemania. Es el país europeo donde las ventas de los nuevos coches avanzan más lentamente. Las matriculaciones de coches eléctricos se redujeron a la mitad en diciembre.
Uno de los motivos de la caída es la supresión repentina de las subvenciones a la compra de hasta 4.500 euros para vehículos de menos de 40.000 euros y de 3.000 euros para los de hasta 65.000 euros.
En enero continuó la tendencia a la baja con 22.474 coches eléctricos vendidos en Alemania, el segundo nivel más bajo en casi dos años. Según los sondeos, muchos compradores de coches nuevos volverán a elegir un motor de combustión o pospondrán su decisión de compra, en lugar de optar por un coche eléctrico.
La disminución de las intenciones de compra de coches eléctricos comenzó antes de que se suspendieran las subvenciones. La mitad de los alemanes está considerando un vehículo térmico para la compra de su futuro coche, una cifra que aumenta 4 puntos con respecto a 2022. Además del fin de las subvenciones, que todavía representan un tercio de las decisiones de compra de vehículos eléctricos, el coste de estos últimos sigue siendo el principal problema.
Además, la tendencia a la baja de las compras de coches eléctricos en Alemania va acompañada de un regreso de los discursos escépticos hacia la nueva tecnología. Recientemente fue Porsche quien cuestionó la fecha de 2035 para el fin de las ventas de nuevos coches térmicos. Durante la presentación del Macan 100 por cien eléctrico, el máximo responsable de la empresa alemana declaró que en estos momentos hay “mucha discusión en torno al fin del motor de combustión. Creo que podría retrasarse”. La marca no se planea ser totalmente eléctrica y, en cambio, apuesta por los combustibles sintéticos.
Tras su conversión tardía a la electricidad, el director de Stellantis, Carlos Tavares, ha vuelto a expresar dudas desde hace varios meses, a pesar de las más de 50.000 millones de euros de inversión en electrificación previstas para los próximos diez años.
Las elecciones europeas de este año están sacudiendo el discurso unánime en torno a la electricidad, que los fabricantes han estado difundiendo ampliamente en los últimos años. También en Estados Unidos la proximidad de las elecciones presidenciales plantea dudas sobre el inicio de la electrificación del parque automovilístico. El 67 por cien de los estadounidenses compraría ahora un coche térmico para su próximo vehículo, frente al 58 por cien del año pasado.
La Agenda 2030 de la Unión Europea se sigue tambaeando y, como las demás medidas ambientales, depende de las subvenciones públicas. Bruselas ha tenido que replantear el calendario, introducir una cláusula de revisión en 2026 para evaluar los avances realizados para replantearse los objetivos en 2035.
Para entonces no habrá descarbonización ni reducción de las emisiones.