Para ello, un desfile de cretinos pro-golpistas, comandados por la portavoz-barbie de López, su mujer Lillian Tinttori, han escenificado el apoyo público al enjaulado López en un acto público, realizado en un edificio público que representa a una institución del Estado, la Comunidad de Madrid, lo cual supone un hecho de suma gravedad que debería ser perseguible… si hubiera justicia no servil hacia el poder político. Entre los personajes allí presentes se encontraban el desvencijado fascista Mario Vargas Llosa, el ex presidente del GAL, Felipe Isidoro González, un (según dicen) “activista” de desechos humanos, llamado Jose Miguel Vivanco, perteneciente a una tapadera “humanitaria” de la CIA llamada Human Rights Watch, la gendarme de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, el “peneuvista” Iñaki Anasagasti, ese falso anti-monárquico de flequillo neohitleriano, la muñeca de peluche Saénz de Santamaría o el candidato del Psoe-Gal-Gladio, Pedro Sánchez, entre muchos sinvergüenzas a sueldo de la CIA y el gobierno de Estados Unidos. Se echaron en falta el terrorista de las Azores y Bertín Osborne.
Todos ellos “arroparon” a un delincuente del que dicen “es la causa de la lucha internacional por las libertades”, que tiene cojones el asunto. Las mismas libertades que no reclaman estas sabandijas a las víctimas de las dictaduras turca (los kurdos), del Golfo, del etnicista y genocida Estado de Israel o a las de los regímenes amigos que son fachadas democrático-dictatoriales de EEUU y que asesinan a activistas como la hondureña Berta Cáceres, ignorados todos ellos hasta el desprecio por esta chusma elitista. Es más, sin ir más lejos, aquí se encarcelaron a dos “titiriteros” por una inocente pancartita e incluso se ha metido en la cárcel a manifestantes por expresar pacíficamente sus ideas, mientras que otros se han visto involucrados en encerronas policiales (el caso de Alfon). En Venezuela, el delincuente terrorista López no sólo no ha expresado sus ideas, libre y pacíficamente, sino que ha lanzado continuos mensajes incitando a la rebelión y a la violencia terrorista para conseguir sus propósitos.
En el tragicómico acto de presentación de apoyo al villano López se alcanzó lo estridente y obscenamente hortera cuando parásitos de la aristocracia capitalista, del entorno de la moda, la pocilga rosa y el figuroneo, como Elena Benarroch, Isabel Preysler o el mundo empresarial, Pedro Trapote, dieron también “respaldo a los presos venezolanos” (se supone que sólo a los que disponen en sus celdas de caviar, jacuzzi y TV panorámica HD). A esta “jet-set” de estercolero se unieron periodistas tan “independientes” y comprometidos con los más desfavorecidos como la morro-siliconada Susana Griso de Antena 3, alcohólico-fascistas como Hermann Tertsch, pedantes-estomagantes como Pedro Ruiz o la reina del marujeo y el plagio “literario”, Ana Rosa Quintana. Presoak kalera… amnistía osoa con las joyas puestás. Acojonante “hoygan”. Libertad para presos “políticos” de diseño con toque Dior, Versace y Chanel nº 5.
Un “héroe de su tiempo” dice el fracasado aspirante a la presidencia peruana, Vargas Llosa, para definir a su matón y alborotador criminal pagado por la CIA, cuyo único objetivo es convertir a su país en vasallo absoluto de Estados Unidos. Un “héroe” que aquí iba a pasarlas canutas si, para combatir al reino putrefacto de España, hubiera utilizado los mismos métodos que ha puesto en práctica en Venezuela. ¿A cuánto se castigan delitos en este país como es el caso de incitar a la rebelión, terrorismo callejero, estragos públicos, asociación de malhechores y decenas de acciones criminales más? Es fácilmente comprobar el grado de desvergüenza del galoso González y sus abanderados golpistas cuando en 1989 su colega de la Internacional Socialista (o socialterrorista), Carlos Andrés Pérez, desató una represión genocida en Venezuela que se cobró más de 3.000 muertos, que se dice pronto. Recuerdo que medios como El País dedicaron un exiguo rinconcito periodístico a aquéllas “revueltas” del pan que acontecieron en el país venezolano. Y el silencio mediático restante, sobra decir, fue igual de ensordecedor y cómplice.
El jefe de las guarimbas (bandas terroristas organizadas por López) tiene un extenso historial delictivo en su país que conviene recordarlo. Como aperitivo previo, fue condenado por participar en el golpe de Estado financiado por Estados Unidos contra el anterior mandatario venezolano Hugo Chávez Frías, en 2007, mediante la detención ilegal del Ministro de Justicia e Interior del país. Chávez, generoso cual “terrible y pérfido dictador”, indultó rápidamente a López ese mismo año. Asimismo, el jefe guarimbero tuvo otras condenas por su gestión en PDVSA (el consorcio petrolero público de Venezuela) y como alcalde de la localidad de Chacao, donde fue un corrupto que desviaba fondos públicos para uso personal y sus amiguetes. Pero, sin duda, Leopoldo López es conocido por ser, en los últimos y recientes años, el jefe paramilitar de las ultraderechistas guarimbas o escuadrones de la muerte venezolanos. Sus víctimas se cuentan por centenares, las cuales no han obtenido el respaldo de los cavernarios que han entronizado al delincuente. Ni una sola palabra de aliento para las verdaderas víctimas de Leopoldo López y sus sicarios. Cabe dignificar al eurodiputado de Izquierda Unida, Javier Couso, que llevó a las víctimas y familiares de la campaña criminal “guarimbera” al Parlamento Europeo para darles voz, la misma que les negaba toda esta desvergonzada carcundia enjoyada al servicio del gran capitalismo expoliador.
El icono de la extrema derecha española y los “socialistas”, Leopoldo López, ha sido un conspirador nato que ha actuado de enlace con la CIA para planificar disturbios que llevaron a la violencia callejera, el sabotaje económico y el asesinato en su país para que, de este modo, provocasen la caída de los líderes bolivarianos, Chávez y Maduro. Venezuela ya tuvo que expulsar en su día a tres agentes encubiertos de la CIA (Breann Marie McCusker, Jeffrey Gordon Elsen y Kristopher Lee Clark) que actuaban como funcionarios consulares, por participar activamente en el diseño de las protestas anti-gubernamentales.
Leopoldo López, junto con Hernán Capriles se valieron del apoyo económico de dos organizaciones fachada de la CIA (la NED y la USAID) para realizar su delictivo cometido.
Igualmente, como señala Wayne Madsen, se han constatado los vínculos entre el partido de Leopoldo López y organizaciones ficticias asociadas a la derecha pro-israelí narcoterrorista del ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe. Dinero, con la evidente mano negra de la CIA de por medio. Afirma, congruentemente, Madsen que lo que une a las campañas de desestabilización de la CIA en Ucrania y Venezuela es el uso de fascistas locales para reforzar a las fuerzas anti-gubernamentales. En el caso ucraniano resulta paradigmático que incluso en la era soviética, según Madsen, un informe desclasificado de la CIA, de fecha 4 de abril de 1973, afirmaba que durante la época de la República Socialista Soviética de Ucrania, los líderes del Partido Comunista pidieron “vigilancia contra el nacionalismo ucraniano y el sionismo”.
La campaña terrorista puesta en práctica en Venezuela por Leopoldo López y su camarilla de mafiosos golpistas ha tenido su nada sutil continuación en los medios hegemónicos afectos a los intereses del imperialismo norteamericano. De dentro y fuera de Venezuela. En España ya sabemos de qué clase de marionetas dispone el Nuevo Orden post-soviético: una piña de mercenarios cuyo denominador común ha sido dirigir la desinformación sobre Venezuela, ocultando los crímenes “opositores” e inventándose lo ininventable de un régimen que tiene, sí, faltas, pero bastantes menos que los que dicen “luchar por la democra-CIA” en el país venezolano.
En Estados Unidos, en Miami, refugio de delincuentes procedentes de Cuba y Venezuela, Madsen señala a The Miami Herald como uno de los medios instigadores que vende fábulas de los golpistas. Dice el americano que los grandes medios de comunicación, especialmente The Miami Herald, que abastece los caprichos y fantasías de los oligarcas venezolanos exiliados en el sur de Florida, ha propagado falsamente que Venezuela está experimentando una ola masiva crímenes porque el gobierno del presidente Nicolás Maduro es incapaz de proporcionar seguridad a la población. Esto, también, es un viejo truco de la CIA que ha sido utilizado durante largo tiempo para socavar la estabilidad política de los gobiernos de todo el mundo, incluyendo Irak, Pakistán y Afganistán, ayudando a terroristas de cosecha propia y otras organizaciones criminales para llevar a cabo ataques contra la población civil.
Leopoldo López es un terrorista y también lo son quienes le apoyan. Tuvo un juicio justo y una condena extremadamente suave para las fechorías que cometió este nuevo paladín de la “democracia y los derechos humanos made in USA”. La oposición venezolana, asesinando a fiscales (Danilo Anderson, en 2004, con la CIA entre bastidores), sobornando a otros (el del juicio al jefe guarimbero, Franklin Nieves, quién se “exilió” a toda pastilla a EEUU, eso sí, con un millón de dólares de la CIA en la buchaca para decir que Leopoldo López fue “víctima” de una farsa) o actuando a las órdenes de la narco-DEA estadounidense, no ha hecho otra cosa que incrementar el curriculum de delitos de su fetiche-fantoche. López no es rehén de nadie, sino el secuestrador de la voluntad de una mayoría del pueblo venezolano que optó por desestructurar a las oligarquías criminales que habían operado siempre a espaldas del pueblo.
Ahora que los grandes ricos del país, la iglesia católica y la CIA han respirado y tomado el relevo, tras el fraude electoral opositor de hace unas semanas en Venezuela, es posible que a su gran delincuente, Leopoldo López, una vez perfilada la salida de Maduro, acaben abriéndole las rejas. Lo que se dice una democracia de papel couché y tonos pastel rosa promovida desde lujosas urbanizaciones y bellos paraísos fiscales.