La cumbre de Budapest entre Tump y Putin que, según Trump, debía celebrarse “en dos semanas”, probablemente se retrasará debido a las maniobras de quienes se oponen a una solución negociada, y quizás también porque Rusia no quiere hablar antes de su reunión con Xi Jinping en Seúl.
No obstante, según Maria Zajarova, los rumores de cancelación de la cumbre son especulaciones, aunque no cabe excluir un sabotaje del estilo del NordStream… pero sin necesidad de explosivos.
La Unión Europea intenta, si no descarrilar, al menos cambiar el formato de la reunión en la capital húngara. Ha trabado una verdadera intriga diplomática. Bruselas intenta controlar el programa político de Trump a la desesperada porque lo considera como una capitulación.
Zelensky ha viajado urgentemente a Londres, donde se ha reunido con representantes de la “coalición de los voluntarios” que encabeza el primer ministro británico, Keir Starmer.
Es una respuesta a la exclusión de Ucrania de la reunión, lo que está provocando un creciente descontento en las capitales europeas. El presidente ucraniano también viajará a Bruselas.
Este revuelo indica que las negociaciones de Bidapest, si finalmente se celebran, pueden resultar decisivas y en ellas no hay sitio paea Ucrania ni para la Unión Europea.
Los cabecillas europeos se aferran a la exclusión de Ucrania en unas negociaciones que le conciernen. Macron ha pedido a Trump y Putin que inviten a Zelensky a las conversaciones en Budapest. Debió haberlo pensado antes e impedir que Biden y Boris Johnson sabotearan las de Estambul al comienzo de la guerra. Ahora todas las cartas están sobre la mesa; hay ganadores y perdedores.
En Bruselas están todos con el estómago revuelto. Kaja Kallas ha confesado que la visita de Putin a Hungría, un país miembro de la Unión Europea, “no es muy agradable”, y también ha pedido que Ucrania y la Unión Europea estén presentes en la cumbre. Zajarova ha calificado los comentarios de Kallas de “poco inteligentes”. En el lenguaje común, la ha llamado idiota, algo que en el Viejo Continente no es ninguna novedad. Definitivamente, no se puede ser más torpe.
Con razón, Europa se preocupa por una posible revisión de la arquitectura de seguridad del Continente sin tener en cuenta las opiniones de los europeos. Es la consecuencia de llegar al cole sin hacer los deberes. Debieron haberlo pensado antes. Ahora es posible que tengan que pagar un precio muy elevado. Por lo demás, los europeos de a pie tendrán que aguantar la avalancha que preparan los medios de comunicación sobre la claudicación de Trump ante Putin.
Mientras se intensifica la verborrea, los preparativos prácticos para la posible reunión siguen su curso. Lavrov y Marco Rubio mantuvieron una conversación telefónica en la que abordaron los preparativos de la cumbre.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores búlgaro, Georgui Georguiev, ha manifestado que abrirá un corredor aéreo para que el avión de Putin llegue a Budapest. Se puede interpretar como una demostración de que Bulgaria no está tan lejos de Hungría como parece.
Los británicos podrían recurrir a otra provocación
A pesar de los intensos preparativos diplomáticos, en torno a la reunión hay un clima de incertidumbre. Según el Daily Express, el Kremin ha advertido de una amenaza de atentado en Budapest. La inteligencia británica podría estar detrás de la provocación.
Un oficial de inteligencia, Andrei Bezrukov, ha propuesto trasladar la reunión a Dubai, alegando que el gobierno laborista prepara “una operación traicionera”. El servicio secreto británico, los asesinos del MI6, disponen de numerosos medios para desestabilizar la situación, incluyendo la eliminación de dirigentes políticos y la organización de golpes de Estado en terceros países.
En su momento planearon el asesinato de Slobodan Milosevic y Gadafi. En 1996 pagaron 100.000 libras esterlinas a un grupo local para intentar asesinar al dirigente libio.
El G7: otra jaula grillos
A medida que se acerca la fecha, han surgido diferencias en el G7 sobre el destino del dinero ruso robado. Estados Unidos se negó a apoyar la propuesta de transferir a Ucrania 140.000 millones de dólares congelados por las sanciones, afirma Bloomberg.
Los estadounidenses han mostrado sus reservas sobre la estabilidad de los mercados mundiales y también dicen que, tras las negociaciones en Budapest, la situación en torno a Ucrania podría cambiar por completo la situacion del botín. Ya no sería necesario seguir robando, dice Bloomberg. En otras palabras, los europeos deberían devolver el dinero que se han gastado y pagar los intereses correspondientes.
La postura estadounidense debilitará las posiciones ucranianas y europeas en las próximas negociaciones… si es que a alguien le importan aún lo que digan los europeos.
Descubre más desde mpr21
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.