En vísperas de los Juegos Olímpicos, Francia expulsó a miles de mendigos e inmigrantes irregulares, incluidos niños, de los lugares públicos donde acampaban en la capital y sus alrededores.
Fueron deportados en autobús a diferentes ciudades, como Estrasburgo y Orleans, y sacadas del centro de París para ocultar la miseria a los ojos de los turistas y mantener la imagen idílica de la capital francesa.
El gobierno habilitó 5.000 alojamientos de emergencia para el personal de las olímpiadas y de la Copa del Mundo de Rugby, pero expulsó a más de 12.000 personas sin hogar, entre ellas 3.434 niños y 3.434 inmigrantes irregulares de los campamentos situados en el centro de París, en la zona donde se ubica la villa olímpica.
Las ONG que hacían el seguimiento de los mendigos e inmigrantes han perdido contracto con ellos. Algunos recibían atención médica, otros tenian expedientes legales o administrativos abiertos. También había adolescentes y jóvenes que recibían enseñanza en las escuelas. Ahora son como los desaparecidos.
En Montreuil un edificio donde vivían personas sin hogar fue evacuado una mañana de mayo, y todos los presentes fueron trasladadas a la comisaría y luego algunas fueron llevadas al centro de internamiento administrativo.