El presidente keniano Mwai Kibaki |
La información se apoya en las bases de datos proporcionadas por Edward Snowden, que están siendo clasificadas y analizadas por el diario francés junto el sitio The Intercept.
Además de jefes de Estado, presidentes de gobierno o ministros, la vigilancia se extiende a los militares, las empresas de telecomunicaciones, a los organismos internacionales, las ONG y los movimientos rebeldes que operan en el Continente Negro.
En 2009 el GCHQ, un organismo militar británico que opera en internet, interceptó las comunicaciones del presidente keniano Mwai Kibaki con sus consejeros y su primer ministro, Raila Odinga. Lo mismo ocurrió en Angola, Nigeria, Ghana, Sierra Leona, Togo, Guinea-Conakry, Sudán y, muy especialmente, la República Democrática del Congo.
Los documentos divulgados por Snowden datan de comienzos de 2009, cuando el gobierno de Kinshasa estaba en plenas negociaciones con el movimiento rebelde CNDP para integrar a una parte de sus efectivos en el seno del ejército congoleño y lograr pacificar el país, asolado por décadas de guerras e intervenciones imperialistas.
“Aunque los servicios secretos británicos privilegian la intercepción masiva de mensajes en el África anglófona, no descartan escuchar en el patio trasero francés”, dice Le Monde, por lo que obtuvieron mesajes de Ministerio de Asuntos Exteriores, la Dirección de Cooperación Internacional y Desarrollo, las embajadas francesas en el Continente, los diplomáticos, las ONG como Médicos Sin Fronteras y grandes monopolios, como la petrolera Total o Thalès.
El capítulo africano de los documentos de Snowden vuelve a poner de manifiesto que el control del imperialismo sobre las comunicaciones es masivo y se extiende a todo el planeta. La mayor parte de las empresas de telecomunicaciones que operan en África, como la sudafricana MTN, la saudí Saudi Telecom, France Telecom y Orange, también están siendo vigiladas de forma sistemática.
El antiguo espía de la Agencia de Seguridad Nacional, actualmente refugiado en Rusia, destapó en 2013 el amplio sistema mundial de vigilancia sobre las comunicaciones e internet, que alcanzaba a los dirigentes políticos del mundo entero.