Como venimos advirtiendo desde aquí, la complicidad del gobierno y la policía ucraniana está alentando las agresiones fascistas. Es el sexto ataque contra asentamientos gitanos en los últimos dos meses; uno en Lviv, otro en Ternopil y tres más en Kyiv.
Un grupo de criminales enmascarados atacó el asentamiento, situado en un bosque cercano a Lviv, a última hora de la tarde. Los atacantes estaban armados con cuchillos y mataron a un hombre de 24 años de edad, e hirieron gravemente a otras cuatro personas: un niño de 10 años, dos hombres de 19 años y una mujer de 30 años.
Los agresores son miembros de los grupo neonazis «Sober» y «Angry Youth», que mantienen vínculos con el Batallón Azov, implicado en numerosos crímenes.
Esta vez la policía ha detenido a siete sospechosos, todos residentes de Lviv, y está investigando otras crímenes cometidos con anterioridad.
Desde principios de 2018 se han cometido al menos dos docenas de ataques violentos, amenazas o intimidaciones por parte de grupos nazis como C14, Sector Derecho, Tradición y Orden, Karpatska Sich y otros contra los gitanos, las personas LGBT y otros militantes en varias ciudades ucranianas.
La mayor parte de las veces la policía ni siquiera se prepcupado por abrir una investigación. En los casos en que lo hicieron, no hay indicios de que adoptaran medidas de investigación eficaces para identificar a los agresores, ni siquiera en los casos en que los agresores reivindicaron públicamente su responsabilidad en los medios de comunicación.
El Estado ha puesto una parte de la policía en manos neonazis y los ayuntamientos han reclutado a eswe tipo de matones para que repriman las manifestaciones populares de protesta.
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