Los ejércitos europeos no logran reclutar a número mínimo de tropas

Los ejércitos europeos no logran reclutar a número mínimo de tropas a pesar de los grandes incrementos en los presupuestos militares. El dinero se gasta en las armas, no en quienes tienen que manejarlas.

Como apuntamos en una entrada anterior, ya no se trata tanto de reclutar nuevos soldados sino de persuadir a las tropas existentes para que no abandonen porque no sirve de nada que los ejércitos tengan más armas si no hay más brazos capaces de dispararlas.

La población europea envejece y para salir del apuro ciertos gobiernos han puesto sus esperanzas en los mercenarios. Otros en los emigrantes y, finalmente, hay quien arroja la toalla y sólo piensa en una guerra de drones y robots también. Ese tipo de ejércitos no tienen ningún futuro.

A pesar de los esfuerzos por fortalecer su envergadura militar, muchos países europeos luchan por mantener un número mínimo de soldados. En Alemania, por ejemplo, el objetivo fijado en 2022 era llegar a 203.000 soldados para 2031. Sin embargo, el Bundeswehr perdió 1.500 soldados el año pasado, lo que eleva su dotación actual a 181.500.

En Italia el ejército tiene 165.564 soldados, muy por debajo del límite de supervivencia, fijado en 170.000.

Con 203.850 soldados, Francia ha visto una reducción del 8 por cien en sus efectivos desde 2013.

En Reino Unido el ejército ha perdido un 14,5 por cien de sus tropas entre 2013 y 2023.

La situación es alarmante porque aunque aumenten los presupuestos militares, la falta de personal compromete la potencia bélica de los países europeos. Los países de la OTAN, especialmente Polonia, los países bálticos e incluso Grecia, han aumentado significativamente sus presupuestos militares. Sin embargo, sus esfuerzos son en vano sin personal suficiente para utilizar el equipo adquirido y participar en una guerra convencional.

El verdadero desafío de Europa no está en los equipos militares, ni en las municiones, ni en las armas, ni en los prsupuestos, sino en la capacidad de reclutar y mantener un número suficiente de soldados.

Cualquiera de los ejércitos más grandes de Europa, como el francés, ya habría sido aniquilado en su totalidad si hubiera participado en una guerra como la de Ucrania.

Fueron concebidos y diseñados para choques con enemigos mucho más pequeños y lo demás lo dejaron en manos de la OTAN, o sea, de Estados Unidos, que ya no puede desempeñar su función de hermano mayor.

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