Como en cualquier república bananera, los capitalistas europeos prefieren negociar una rebaja y pagar la multa por las buenas, antes de que meterse en litigios laberínticos, boicot y represalias comerciales, que va a ser la inminente “política económica” que Trump va a poner marcha.
Los suizos pagarán 5.200 millones en dos incómodos plazos, lo que pondrá sus cuentas en número rojos durante dos años seguidos.
A los alemanes el fraude les ha salido un poco más caro, 7.200 millones, una cifra que también pagarán a plazos.
En Estados Unidos los especuladores lo celebran a lo grande. Es una demostración de que Obama y el gobierno protegen a sus consumidores y usuarios, no como en otras latitudes. También es una manera de tirar balones fuera: la culpa de la crisis la tienen los bancos que especularon con las hipotecas basura, etc.
Esa es la excusa. Lo cierto es que con las multas son una herramienta con la que Estados Unidos trata de debilitar a la competencia europea, especialmente alemana, frente una debilidad endémica de los capitales estadounidenses.
La banca europea ya ha pagado un peaje de 46.000 millones de dólares al fisco estadounidense. Cuando no es por esto, es por aquello, o lo de más allá.