El año pasado las FDS comenzaron a reclutar a la fuerza tropas compuestas por árabes para mantener la ficción de que no son un duplicado de YPG. Además, el reclutamiento tiene por objeto reforzar la dominación política y militar de los kurdos sobre el noreste de Siria.
Durante las manifestaciones de Al-Mansur, los vecinos y los miembros de la tribu Al-Bujamis se enfrentaron a las FDS y quemaron su cuartel, lo que obligó a los kurdos a retirarse temporalmente de la ciudad.
Los vecinos exigen que las FDS entreguen a los responsables involucrados en el crimen. A principios de esta semana, varias tribus que viven en la orilla oriental del Éufrates también organizaron manifestaciones para pedir a Rusia y al gobierno de Damasco que arreglen los puentes, destruidos por los bombardeos de Estados Unidos.
La destrucción de puentes es una de las herramientas utilizadas para prevenir el movimiento de personas y de mercancías entre las zonas controladas por las FDS y las controladas por el gobierno.
Las FDS mantienen a la región aislada del resto de Siria y sostienen una campaña de propaganda a gran escala afirmando que el gobierno de Damasco impide el regreso de la población a sus casas.
Los kurdos han hecho progresos importantes en la lucha contra el Califato Islámico en concentraciones cercanas a la frontera irakí. Han capturado las aldeas de Al-Baghuzuz Al-Fawqani y Shajlah y avanzan hacia las posiciones del Califato Islámico en Murashida. Cuando esta aldea caiga en manos de las FDS, la concentración del Califato Islámico estará oficialmente eliminada.
Según fuentes kurdas, más de 5.100 personas han huido de las zonas controladas por el Califato Islámico y al menos 500 de ellas, que eran miembros de la milicia terrorista, se rindieron a las FDS.