Estimulados por las provocaciones del Primer Ministro David Cameron contra Rusia, los halcones británicos han iniciado una campaña de purgas contra las personalidades políticas contrarias a la guerra contra Rusia.
Una de ellas ha afectado a Malcolm Rifkind, antiguo ministro de Defensa británico, al que la prensa ha organizado una provocación seguida del correspondiente escándalos periodístico, por su posición excesivamente favorable al diálogo con Rusia.
Además de Rifkind, miembro del partido conservador, otra víctima que ha caído ha sido Jack Straw, miembro del partido laborista, que también ha llamado públicamente a un diálogo con Rusia. Ambos fueron ministros de Asuntos Exteriores y son parlamentarios que gozan de una enorme audiencia en el Reino Unido.
A ambos la prensa les ha imputado otros tantos escándalos, obligándoles a dimitir de sus escaños en un tiempo récord. Fueron objeto de un trampa tendida por el Canal Cuatro de la BBC y The Telegraph. Unos periodistas se acercaron a ellos con cámaras ocultas haciéndose pasar por representantes de una sociedad ficticia de Hong Kong que pretendía utilizar sus servicios para una campaña de promoción en el Reino Unido, algo que es corriente entre los políticos de toda Europa.
A partir de ahí la prensa se lanzó sobre ellos acusándoles de corrupción. El caso de Rifkind es una victoria particularmente importante para la campaña ya que es vicepresidente de la Comisión parlamentaria de contraespionaje y seguridad, en la que ha dirigido una investigación sobre las actividades de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos. Ha tenido que anunciar su dimisión irrevocable.
En agosto del año pasado Rifkind firmó un artículo en el New York Times junto con el antiguo ministro ruso de Asuntos Exteriores Igor Ivanov sobre el riego de una nueva guerra fría. Ambos advertían contra al peligro de que una escalada de la guerra en el sureste de Ucrania condujera a un choque nuclear directo con Rusia.
Su declaración recibió el apoyo de una comisión del European Leadership Network y otros grupos de reflexión en Europa y Rusia, que también apelan al diálogo político y a las buenas comunicaciones militares, sobre todo en tiempos de crisis.
También se han alzado otras voces contra los proyectos de guerra de Cameron. Es el caso de John Sawers, antiguo jefe del servicio de inteligencia MI6 que acaba de pronunciar su primer discurso público tras abandonar su cargo en noviembre del pasado año. Ha aprovechado la ocasión para denunciar el envío de armas a Kiev, advirtiendo que es peligroso provocar a un país que está dotado con un arsenal formidable de armas nucleares, como Rusia. En lo que concierne a un “cambio de régimen“ en Moscú, Sawers estima que “todo cambio eventual del poder” en el Kremlin “bien podría ser a peor”.