Veamos. La policía finlandesa está difundiendo un vídeo en YouTube en el que instiga a los niños que a denuncien a sus padres cuando tengan un “comportamiento indigno”, lo cual es aberrante desde cualquier punto de vista.
El mero hecho de estimular a que un niño denuncie a sus padres ya es, por sí mismo, antipedagógico, pero lo es aún más si tenemos en cuenta dos cosas. La primera es que la policía no es quién para decir lo que es digno o indigno y la segunda es que la policía no tiene nada que hacer con la indignidad.
A esta degeneración de la policía finlandesa deberíamos añadir una tercera: que las opiniones políticas en ningún caso entran dentro de la categoría de la indignidad y, por lo tanto, la única indignidad es la de la policía.
El vídeo muestra a una hija que denuncia a su madre después de que hubiera escrito un mensaje crítico en Facebook sobre un político. Eso la policía finlandesa lo considera indigno. El diálogo entre la madre y la hija es el siguiente:
– “Escucha mamá. ¡Esta mal hacer eso!”, dice la niña en el vídeo policiaco. “Como te sentirías tú si alguien escribiera eso mismo sobre tí?”
Entonces se escucha una voz de la policía que dice lo siguiente: “Eso se podría considerar como un delito. Es un hostigamiento reprender a alguien en Facebook”.
Los degenerados de la policía finlandesa aún no han entendido que un particular no es un político, en cuyo cargo entra que las personas puedan criticarles, dentro y fuera de las redes sociales. Por supuesto que tampoco han entendido que existe algo que se llama libertad de expresión.