Mientras tanto el titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Pamplona ha considerado hace dos dias que los restos del general Sanjurjo, uno de los cabecillas del golpe militar del 18 de julio de 1936, sean sacados de donde reposan en estos momentos –en Melilla, donde sus restos fueron recibidos con honores militares– y sean de nuevo colocados en el “Monumento a los Caídos”, ese edificio construido para glorificar el golpe del 18 de julio de 1936, de donde fueron exhumados el 16 de noviembre de 2016 por decisión de la Alcaldía de la capital navarra.
Una más de esas “cosas” cuasi-cotidianas que siguen poniendo en evidencia la persistente malformación genética de diseño transicional de esta democracia que dicen que tenemos, ese terrible cromosoma que enlaza en perversa secuencia las sentencias de Altsasu y la de “la manada”, la continuada corruptela politica e institucional, las declaraciones en impávida banalización, reconocimiento y apologia de la tortura del guardia civil Manuel Pastrana, la vuelta de Sanjurjo a su mausoleo en implicito homenaje y reconocimiento a sus “servicios a la Patria”…
Y algunos aún pretenden entretenernos con aquello de ver los huesos de Franco a la intemperie mientras arropan y actualizan la metástasis encubierta de esa carroña distribuida promiscuamente por ministerios, despachos, juzgados, cuarteles y comisarias, desde 1975, dos años más de los que hace del asesinato de Victor Jara, ese que de haber sido vasco seguramente hubiera sido objeto de la mofa del democrático guardia civil ya mencionado Manuel Pastrana por todo lo que chillaba mientras le machacaban los dedos a culatazos…