Pero los tanques rusos no asoman por la frontera y el Kremlin parece que tiene otros asuntos de los que ocuparse. La semana pasada Putin concedía una entrevista al periódico italiano Il Corriere della Sera en la que decía que la idea de atacar a un país de la OTAN no estaba más que “en las pesadillas de un descarriado”.
Este rechazo a invadir a sus vecinos les ha dejado frustrados, en especial a la Presidenta lituana Dalia Grybauskaité que había sembrado el pánico en el país con alertas periódicas de las amenazas que acechaban desde el otro lado de la frontera. En previsión de una inminente invasión, a comienzos de año el gobierno publicó un manual de superviviencia y resistencia antirrusa.
Un portavoz del Ministerio de Defensa, Juozas Olekkas, que presentó el manual ante la prensa, confesó su frustración por la inactividad rusa: “Nos hemos preocupado tanto por publicar un folleto diciendo lo que había que hacer cuando nos invadieran y ni siquiera tienen la amabilidad de venir a invadirnos”, ha declarado. “Es típico de los rusos. No hay que tener confianza en ellos para nada”.
Ante el fallo del primero, ahora el Ministerio de Defensa lituano prepara un segundo manual de autoayuda: cómo actuar en caso de que no nos invadan, qué hacer cuando no pasa nada, cuando hay paz.
El caso es que la amenaza rusa de no invadir a ningún país se ha convertido en un problema en el Báltico. El gobierno está tumbado en el diván del siquiatra. ¿Acaso Rusia no quiere invadir Lituania porque lo consideran como un país muy poco importante? Es un menosprecio por su parte.
En Varsovia el gobierno también lleva a cabo campañas de “concienciación activa” del peligro ruso y un portavoz anónimo ha dicho: “Rusia ha invadido Ucrania al menos 47 veces en los últimos 12 meses, o casi. No sabemos por qué siguen invadiendo después de retirarse para luego volver a invadir de nuevo, pero sabemos que lo hacen porque nosotros vigilamos Twitter y Facebook y porque Arseni Yatseniuk lo dice. De ello deducimos que tarde o temprano nos tocará a nosotros; al menos eso es lo contamos a nuestros conciudadanos desde hace un año. Por eso no es una buena noticia saber que [los rusos] podrían quedarse en su casa. Si insisten en no venir, la gente podría comenzar a decir que [nuestras alarmas] no eran más que una novatada destinada a distraer su atención de los problemas internos de Polonia y eso podría resultar desastroso para nosotros como nación”.
El temor de que Rusia no invada a nadie también repercute en Washington, donde una portavoz del Departamento de Estado ha manifestado su perplejidad: “Estamos seguros de que los rusos quieren recrear la Unión Soviética. Es lo que nuestro Presidente dijo el otro día y no tenemos ninguna razón para no creerle. Ciertamente la primera escala antes de alcanzar Johanesburgo deben ser los Estados bálticos y luego Polonia. Entonces, ¿por qué no invaden? Para nosotros es un misterio, pero vamos a continuar con nuestros vasallos… Lo siento, quería decir, nuestros aliados, asustando a la gente para que se den cuenta de la amenaza y creo que es importante apuntar que incluso una no-invasión puede ser considerada como parte integrante de su agresión”.
La semana pasada la esperanza del comienzo de la invasión surgió cuando dos submarinos británicos Typhoon estacionados en Estonia zaparon urgentemente para interceptar y vigilar a dos aparatos militares rusos bajo el Mar Báltico. No obstante, sus esperanzas quedaron frustradas cuando consultaron los mapas de navegación y se dieron cuenta de que los rusos estaban mucho más cerca de Rusia que ellos de Gran Bretaña.
¡Óscar; hace poco tenía el colirio de las penas en mis ojos, y ahora me has cambiado totalmente la expresión facial! No te perdono que hayas vencido así el gozo de mi sufrimiento, que por momentos me hizo sentir mejor persona de lo que en realidad soy. Te lo cuento porque me imagino que no eres psiquiatra que puedas realizar crímenes impunemente (La Psiquiatría: Industria de la Muerte): youtube.com/watch?v=0N91anpza0Q