La industria automotriz europea se enfrenta a una crisis inminente debido a la interrupción del suministro de chips por parte de Nexperia, un fabricante clave de semiconductores. Esta situación se ha esencadenado tras la intervención del gobierno neerlandés en la empresa, propiedad del grupo chino Wingtech Technology, lo que ha generado una escalada de tensiones geopolíticas y una profunda preocupación en el sector automotriz mundial.
Nexperia es un actor fundamental en la cadena de suministro de la industria automotriz, produciendo cientos de millones de chips anualmente, incluyendo semiconductores discretos, diodos, transistores y mosfets (*). Estos componentes son esenciales para el funcionamiento de los vehículos modernos, controlando desde interruptores hasta los sistemas de dirección y las unidades de gestión de energía.
La empresa tiene fábricas en Hamburgo, Mánchester y Nimega, con una capacidad combinada que supera los 50.000 millones de componentes al año.
Como informamos, el domingo pasado el gobierno de Países Bajos tomó el control temporal de la empresa, invocando una legislación que data de la Guerra Fría. Esta medida extraordinaria se justificó con el pretexto de preservar los intereses tecnológicos nacionales.
Como consecuencia de la intervención pública, Nexperia ha notificado a los fabricantes de automóviles y a sus proveedores que no puede garantizar la entrega de sus chips a la cadena de suministros automotriz.
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles ha advertido que las existencias actuales solo durarán unas pocas semanas, lo que podría provocar la interrupción de la fabricación de vehículos en Europa. John Bozzella, director del holding que representa a GM, Toyota, Ford, Volkswagen, Hyundai y otros, ha destacado la gravedad de la situación, afirmando que si el envío de chips automotrices no se reanuda rápidamente, interrumpirá la producción automotriz en Estados Unidos y muchos otros países y tendrá un efecto dominó en otras industrias.
El expolio de Nexperia refleja la política imperialista de asedio a China. En diciembre del año pasado Washington incluyó a Wingtech en su lista negra, designándola como un “riesgo para la seguridad nacional”. El 29 de septiembre de este año, Estados Unidos amplió los controles de exportación para incluir a todas las empresas con al menos un 50 por cien de capital chino.
China respondió con sus propias restricciones a la exportación, prohibiendo a Nexperia China y sus subcontratistas exportar componentes y piezas fabricados en China. Además, Pekín endureció los controles de exportación sobre elementos de tierras raras, cruciales para la fabricación de semiconductores, con el mismo argumento: la “seguridad nacional”.
Fabricantes como Volkswagen y BMW han declarado que su producción aún no se ha visto afectada directamente, pero están investigando los posibles riesgos en su cadena de suministro. El holding Stellantis informó que está colaborando con Nexperia y otros proveedores para evaluar los posibles impactos y desarrollar medidas para mitigar la carencia de suministros.
El desafío para la industria europea es inmenso. La industria automotriz, que representa cerca del 7 popr cien del PIB europeo y emplea a millones de trabajadores, no puede permitirse interrupciones. Además, la producción automotriz opera con programas de “ventas por adelantado” precisamente calibrados. Una escasez de chips, incluso una pequeña fracción del contenido total de semiconductores, puede dejar inoperables a fábricas enteras.
La ‘seguridad nacional’ sustituye a la ‘mano invisible’
La intervención política sobre Nexperia resalta la fragmentación de las cadenas mundiales de suministros industriales. Durante décadas, la internacionalización creó mercados abiertos. Sin embargo, la creciente injerencia pública y los bloqueos tecnológicos obligan a una reconsideración de la viabilidad de la fabricación mundial para las “ventas por adelantado”.
Con sede en Países Bajos, Nexperia es uno de los principales proveedores mundiales de chips de potencia, componentes esenciales para los sistemas críticos de los vehículos modernos. La empresa, anteriormente una división de NXP Semiconductors (a su vez filial de Philips), fue vendida en 2017 a un holding encabezado por Beijing Jianguang Asset Management, que posteriormente absorbida por Wingtech, una empresa china.
Las cadenas mundiales de suministros empezaron a quebrar durante la pandemia, pero con la multiplicación de la demanda de semiconductores, cualquier cuello de botella puede paralizar líneas de producción enteras.
La Comisión Europea ha abierto una investigación para evaluar si Países Bajos ha violado las normas de la competencia o pone en riesgo la seguridad del suministro tecnológico del bloque. Al mismo tiempo, varios gobiernos, especialmente en Alemania y Francia, presionan por una mayor autonomía estratégica en la producción de semiconductores. La Ley Chip europea, aprobada en 2023, ha intentado movilizar más de 43.000 millones de euros para asegurar los suministros tecnológicos del Viejo Continente, pero aún no ha generado resultados tangibles.
(*) Un mosfet es un transistor que controla la corriente en un circuito mediante un campo eléctrico.
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