El director soviético de cine Serguei Eisenstein |
La película fue iniciativa del movimiento Cultura Proletaria (Proletkult) que encabezaba Valeri Pletniev, quien encargó a Eisenstein una serie de películas que llevarían por título “Hacia la dictadura (del proletariado)”. Las películas debían contar la historia de la Revolución Rusa desde 1880 hasta 1917 y se centrarían en diversos aspectos de las luchas obreras.
Se iban a rodar siete títulos, pero finalmente sólo se realizó “La Huelga”, que debía ser la quinta entrega del proyecto. En gran parte se rodó en exteriores de Moscú y alrededores, en 1924, año de la muerte de Lenin y de la fundación de la URSS.
Esta película inauguró la edad de oro del cine soviético. Se abre con una cita que Lenin toma de Engels: “La fuerza de la clase obrera es la organización. Sin organización de masas, el proletario es nada. Organizado lo es todo. Estar organizado significa unidad de acción, unidad de actividades prácticas”.
En medio de un hermético silencio, relata una protesta obrera real ocurrida en 1903 protagonizada por los trabajadores de una fábrica de Rostov del Don, a la que luego se sumaron más de 500 fábricas.
Fue el primer largometraje de Eisenstein, que un año después dirigiría la famosa película “El acorazado Potemkin”, obra cumbre de la historia del cine de todos los tiempos.
Eisenstein dota a cada escena de una fuerte carga poética, pasando de las pieles curtidas por el trabajo, a los campos apacibles; la promesa de un cambio ante el poder opresor del ejército y las sanguinarias consecuencias de la sublevación.
La escena más famosa de la película es una secuencia final trágica donde, haciendo uso Eisenstein de sus innovadoras teorías de montaje, se alterna la masacre hacia los huelguistas e imágenes de bovinos sacrificados.
Otro tema de la película, que es una de las mayores características del cine de Eisenstein, es que el protagonista absoluto del film no es un sujeto, sino un acontecimiento, la huelga, lo que pone al colectivo contra el individuo, que es el protagonista exclusivo del cine burgués.
El filme del legendario cineasta ruso, su ópera prima, representa no solamente un testimonio del ideal revolucionario, sino que representa una de las primeras muestras de un cine preocupado por la secuencia de imagen y el montaje, más que por los actores; deja ver los esbozos de lo que Eisenstein desarrollará posteriormente en su “teoría de las atracciones”.
La propuesta de Jodlowski, uno de los músicos franceses más relevantes, está marcada por asediar las fronteras entre el sonido acústico y eléctrico y se caracteriza por su anclaje dramático y político.
De hecho, al músico francés apunta que “La huelga” es un lienzo que de pronto vuelve a la vida y en la que el blanco y negro se convierten en colores.
Para celebrar el Centenario de Octubre, hoy la XLV edición del Festival Internacional Cervantino lleva a León, México, la película musicalizada en vivo. Será a las 18:00 horas, en el teatro María Grever.