Desde 2011 Estados Unidos ha llevado a cabo unos 550 ataques aéreos con drones en Libia, más que en Somalia, Yemen o Pakistán, según una investigación conjunta de la revista estadounidense The Intercept y el periódico italiano La Repubblica (1).
“Los informes indican que Libia ha sido uno de los países más atacados por los aviones estadounidenses que vuelan a distancia y están presionando para reconsiderar el número de ataques con vehículos aéreos no tripulados llevados a cabo bajo la administración de Obama, duplicando algunas estimaciones”, revela The Intercept.
“Por ejemplo, en 2016 durante un período de cuatro meses, hubo cerca de 300 ataques con aviones teledirigidos en Libia, según funcionarios estadounidenses. Esto es siete veces más que los 42 ataques confirmados por Estados Unidos en Somalia, Yemen y Pakistán juntos durante todo el año 2016, según datos recopilados por la Oficina de Periodismo de Investigación (2). Los ataques en Libia continuaron con Trump. El último ataque con aviones teledirigidos estadounidenses ocurrió el 5 de junio a unos 80 kilómetros al sureste de la ciudad de Bani Walid”, agrega The Intercept.
Los ataques de Estados Unidos comenzaron con la intervención de la OTAN que llevó al derrocamiento y eliminación de Gadafi en 2011. “Tras la caída de Gaddafi y su muerte el 20 de octubre de 2011, Libia se sumergió en el caos y la inseguridad debido a las milicias, lo que permitió que prosperaran los grupos terroristas y que el Califato Islámico capturara Sirte en la costa mediterránea”, dice la revista.
Como resume el semanario Courrier International, la investigación basada en datos de ONG y fuentes militares estadounidenses destaca dos aspectos de esta guerra secreta. En primer lugar, Libia “sirve de laboratorio para nuevas tácticas y para la próxima generación de UAV [drones] de combate”. En segundo lugar, “los ataques de los UAV [drones] y sus víctimas civiles son difíciles de contabilizar, por tres razones principales: las diferentes fuentes aportan cifras diferentes, estos ataques se producen en zonas de difícil acceso para la prensa y se llevan a cabo en un clima de secretismo”.
Debido a que se trata de aviones no tripulados que se lanzan a distancia desde bases en el extranjero, para Estados Unidos es muy fácil mantener en secreto estas operaciones. Fuera de las áreas reconocidas de guerra, como Irak y Siria, “Estados Unidos opera en secreto y ni siquiera comparte públicamente las reglas o el marco legal dentro del cual opera”, dijo a The Intercept Daphne Eviatar, directora de seguridad de derechos humanos de Amnistía Internacional en Estados Unidos.
Muy pocas personas fuera del gobierno de Estados Unidos saben que su fuyerza aérea está luchando en Libia, y mucho menos dirigiendo cientos de ataques aéreos no tripulados mortales. “Estados Unidos parece muy selectivo en cuanto a qué ataques se anuncian y cuáles no“, añadió Eviatar.
Desde 2012, tres facciones libias y cuatro países extranjeros han llevado a cabo al menos 2.158 ataques en Libia, escribe The Intercept y Courrier International (3). “Cientos de civiles han sido asesinados por todos los beligerantes en el conflicto extremadamente complejo de Libia, y nadie está asumiendo la responsabilidad”, dijo a la revista el director de Airwars, Chris Woods (4).
En un análisis publicado el mes pasado (5), el Departamento de Defensa de Estados Unidos afirmó no haber encontrado “ninguna información creíble sobre las víctimas civiles causadas por los ataques de Estados Unidos en Libia en 2017”.
(1) https://www.thebureauinvestigates.com/stories/2017-01-01/drone-wars-the-full-data
(2) https://www.courrierinternational.com/article/enquete-la-guerre-secrete-des-drones-americains-en-libye
(3) https://www.newamerica.org/international-security/reports/airstrikes-and-civilian-casualties-libya/key-findings/
(4) http://airwars.org/
(5) http://fas.org/man/eprint/civcas2018.pdf