“Las empresas del tabaco hacen dinero a costa de la salud de niños indonesios que trabajan”. La afirmación de Margaret Wurth, investigadora en la división de Derechos de los Niños en HRW es abrumadora. Participa en la escritura de un informe sobre la industria del tabaco en Indonesia para la ONG, titulado “La cosecha está en mi sangre”.
Ha descubierto que los niños, de apenas 8 años, participan en el cultivo y en la recolección de tabaco en condiciones peligrosas para su salud. Como se puede ver en el vídeo de Human Rights Watch, los niños manipulan las hojas de tabaco sin protección.
Además manipulando pesticidas, a veces sin guantes, se ve amenazada la salud de los menores, y puede producirse cáncer cáncer y degradación del sistema nervioso y reproductivo.
En Indonesia numerosas familias viven de la industria del tabaco, pero los padres están muy poco informados sobre sus efectos nocivos, y los niños están afectados por ellos. Un artículo de “La Tribune de Genève” pone el ejemplo de Dihan, un niño de seis años que fumaba cerca de dos paquetes al día, antes de caer enfermo.
En 2010 el vídeo de un mofletudo niño, adicto a la nicotina, demostró la amplitud de la plaga del tabaquismo entre los pequeños indonesios.
Indonesia cuenta con 500.000 plantaciones de tabaco que alimentan en lo esencial el mercado interior. Pero una cuarta parte de esa producción se exporta y revende por los gigantes de la industria tabaquera. Según Jo Becker, miembro de HWR entrevistado por la AFP “un fumador que encienda un Dunhill, un Lucky Strike u otro cigarrillo en Europa o en Estados Unidos muy posiblemente estará fumando un cigarrillo fabricado en Indonesia gracias al trabajo infantil”.
La Organización Internacional del Trabajo considera que más de 1,5 millones de niños, con edades entre 10 y 17 años, trabajan en el sector agrícola en Indonesia. La edad mínima para trabajar en ese país es de 15 años. Los niños entre 13 y 15 años pueden trabajar, pero solamente si el empleo no exige grandes esfuerzos físicos y no tiene consecuencias sobre sus estudios. Human Rights Watch ha encontrado una muchacha que a veces falta a la escuela para ayudar a sus padres durante la cosecha.
Indonesia incluso eleva la edad legal a los 18 años cuando el trabajo supone la manipulación de sustancias químicas nocivas, que es evidentemente el caso de la industria tabaquera.
¿Cuál ha sido la respuesta de las multinacionales? Todas dicen haber prohibido el trabajo de los menores en sus cadenas de producción. Pero según HRW, estas empresas no tienen políticas ni procedimientos que garanticen que su tabaco no es recogido por niños.