El proyecto SHAD (Project Shipboard Hazard and Defense) formó parte de un plan mucho más amplio denominado Proyecto 112, que se inició en 1962, durante el gobierno de Kennedy. Fue desarrollado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Aunque el proyecto SHAD no fue firmado directamente por Kennedy, sí lo fue por su Secretario de Defensa, Robert McNamara.
La explicación oficial del Proyecto SHAD fue que se llevó a cabo “para identificar las vulnerabilidades de los buques de guerra estadounidenses a posibles ataques con agentes de guerra biológica o química y para desarrollar procedimientos para responder a tales ataques, manteniendo la capacidad bélica”.
Inicialmente, se proyectaron 134 pruebas, pero sólo se completaron 46. En estas pruebas, se rociaron agentes químicos y biológicos, sobre el personal militar de la marina estadounidense, que durante todo el tiempo que estuvieron sometidos a este experimento, no tuvieron conocimiento del mismo.
En el experimento se incluyeron agentes nerviosos como el gas VX, el gas Tabún, Sarín, Soman, y agentes químicos como el sulfuro de cinc, sulfuro de cadmio y QNB. Los agentes biológicos utilizados fueron globigii Bacillus, Coxiella burnetii (causante de la fiebre Q), y Francisella tularensis (que causa la tularemia o “fiebre de los conejos”).
Las primeras revelaciones sobre Proyecto SHAD las llevó a cabo el periodista Eric Longabardi y fueron difundidas por la CBS en mayo de 2000. Después de la emisión de estos reportajes, el Pentágono y las asociaciones de veteranos abrieron sus propias investigaciones.
Hasta hoy el Pentágono admite que probó el gas Sarin, conocido como VX, y toxinas biológicas en el personal militar americano. Hasta el presente, 12 de las operaciones han sido parcialmente desclasificadas, pero la información entregada es muy limitada. Se ha notificado sólo a aproximadamente unos 600 veteranos, de las decenas de miles que fueron expuestos a los tóxicos, que podrían estar padeciendo efectos nocivos relacionados con los experimentos.
El estudio de los veteranos se completó en 2001, pero no se ha publicado nunca; ni siquiera han informado a los propios afectados. No obstante, se sabe que quienes participaron como cobayas padecen el riesgo de sufrir enfermedades cerebro vasculares y respiratorias y que tendrían tres veces más probabilidades de morir de enfermedades del cerebro, respiratorias y vasculares que la población en general.
Steve Robinson, el director ejecutivo del National Gulf War Resorse Center, dijo: “Estos veteranos podrían estar muriendo en una proporción tres veces mayor que la población general por enfermedades que podrían relacionarse a su servicio militar”.
Si no les importa en absoluto la salud de sus propios mercenarios, ¿les interesará la de los demás?, ¿la salud de la población mundial acaso?
—https://www.geisinger.org/-/media/onegeisinger/pdfs/ghs/research/find-an-investigator/pdfs/find-an-investigator/boscarino/iom-shad-ii-final-report