El imán kosovar Zekerija Qazimi |
Estaba financiada por Al-Waqf-al-Islami, una ONG saudí que fue clausurada junto con otras 18 similares tras el juicio del viernes contra el yihadismo kosovar. “Me di cuenta inmediatamente que algo estaba pasando y que eso no anunciaba nada bueno”, dice Bilalli, el viejo imán que comenzó a predicar junto con Musliu.
En 2004 ya tenían reclutados a 20 wahabitas. “Fue el comienzo”, dice Bilalli. “Pronto se multiplicaron”. Entonces el imán comenzó una campaña contra la proliferación de mezquitas no autorizadas y la enseñanza del wahabismo. En 2008 le eligieron jefe de la comunidad musulmana de Podujevo y comenzó a impartir cursos de religión para mujeres a fin de impedir la propagación del wahabismo.
Comenzaron las amenazas de muerte en su contra, una de ellas en el cepillo de limosnas de la mezquita. En una llamada de teléfono anónima le amenazaron hacerle desaparecer, junto con toda su familia. “Todos los que se enfrentan a ellos son sus enemigos”, comenta Bilalli al New York Times.
Hizo una llamamiento a la dirección de la Comunidad Islámica de Kosovo, pero ya estaba muy influenciada por los sicarios saudíes y no obtuvo mucho eco. Cuando se agrupó con otras autoridades religiosas opuestas al wahabismo en Kosovo, le expulsaron de la Comunidad Islámica. Pero su sucesor, Bekim Jashari, también opuesto a la influencia saudí, continuó su lucha.
“He pasado 10 años en los países árabes y me he especializado en el sectarismo dentro del islam”, cuenta Jashari. “Es muy importante frenar la introducción del sectarismo árabe en Kosovo”, afirma.
Jashari ha logrado algunos éxitos. Ha bloqueado a Sagojeva, un imán formado por los saudíes, cundo quiso abrir una nueva mezquita. También ha impedido que cobrara 20.000 euros procedentes de Al-Waqf-al-Islami. Ha creado un sitio web, Speak Now, para contrarrestar la enseñanza del wahabismo. Está tan preocupado por la difusión de la ideología saudí que no deja nunca que su hijo asista a las plegarias sin estar él presente.
Los imanes salafistas Musliu y Sagojeva siguen predicando en Prístina y atrayendo a una muchedumbre de jóvenes que asombra a los periodistas extranjeros. Sogojeva se viste con un túnica tradicional y un bonete de clérigo, aunque su mezquita es un edificio moderno de varias plantas.
En una entrevista, Musliu reconoce que se financia con aportaciones locales, aunque al principio le llegó dinero saudí por sus cursos de religión. Las enseñanzas, dice, no son las tradicionales de Kosovo. El aumento de la religiosidad de los jóvenes es natural después de Kosovo se haya “liberado” de Serbia.
“Los que no creen o no leen lo suficiente se sentirán un poco sorprendidos”, afirma. “Pero nos hemos coordinado con otros imanes y todo se lleva a cabo de acuerdo con el islam”.
La influencia salafista ha alcanzado su máximo con la guerra de Siria. Los imanes yihadistas exaltan las virtudes guerreras e incitan a los jóvenes a alistarse por la radio y la televisión. Antes de ser condenado a 10 años de prisión, Qazimi organizó un campamento de verano para sus discípulos más jóvenes.
“Participar en la yihad es una obligación para cada musulmán”, arengaba en una cinta de vídeo. “El profeta Mahoma dice que si alguien tiene la oportunidad de tomar partido en la yihad, morirá cargado de grandes pecados si no lo hace”.
“La sangre de los infieles es la mejor bebido para nosotros, los musulmanes”, afirma en otra grabación.
Según los investigadores, entre sus reclutas hay tres antiguos trabajadores civiles empleados en empresas subcontratistas del campamento de Bondsteel en el que están estacionadas las tropas estadounidenses de Kosovo. Uno de ellos es Lavdrim Muhaxheri, un dirigente del Califato Islámico que ha sido filmado cuando se disponía a ejecutar a un hombre en Siria con un lanzagranadas.