Recientemente el gobierno japonés anunció que tenía casi 45 toneladas de plutonio a su disposición, de las que más de 30 toneladas se pueden usar en ojivas nucleares.
El Japón ha acumulado esta gran reserva de plutonio después de años de reciclar los desechos de las centrales nucleares locales. La mayor parte no se mantiene en territorio japonés sino en el extranjero, donde se procesaba, principalmente en Reino Unido y Francia.
En 1967 Japón adoptó oficialmente los Tres Principios No Nucleares: no poseerá, no fabricará y no permitirá la introducción de armas nucleares en su territorio.
La actual Constitución, que no ha cambiado desde 1947, prohíbe la creación de cualquier unidad armada. Su artículo 9 proclama el principio de neutralidad y, por consiguiente, la negativa a crear su propio ejército.
Pero de facto Japón tiene un ejército, una fuerza aérea y una marina, que se llaman Fuerzas de Autodefensa. Formalmente se camuflan como parte de las fuerzas especiales de policía.
Los políticos y periodistas japoneses nunca hablan del “ejército japonés” y las Fuerzas de Autodefensa se consideran como una organización civil.
Las Fuerzas de Autodefensa Japonesas surgieron entre 1950 y 1954 con el apoyo del ejército estadounidense, que mantenía ocupado el país durante la Guerra de Corea. En 1951, Tokio firmó con Washington el Tratado de Cooperación Militar y Defensa, vigente hasta hoy, según el cual cualquier ataque a Japón se consideraba un ataque al ejército de Estados Unidos.
En 1989 Japón obtuvo de Estados Unidos la condición de “principal aliado” no perteneciente a la OTAN.
En la actualidad Tokio trata de desarrollar su potencial militar. Ha desarrollado su propia arma hipersónica y comprado misiles de crucero a Washington. También está en proceso de unirse al proyecto estadounidense de lanzar varios cientos de satélites de órbita baja para la posible interceptación de misiles chinos y rusos. El 27 de agosto, el Ministro de Defensa japonés Taro Kono, que se reunió con el Jefe Espacial de Estados Unidos John Raymond, anunció oficialmente el interés de Tokio en el programa.
La idea de poseer su propia arma nuclear es todavía un tabú en Japón. Oficialmente no investiga sobre la explotación militar de la energía nuclear, aunque dispone de los materiales y la tecnología necesarios para adquirir armas nucleares en un plazo de dos años.
La posición oficial del gobierno es la misma de siempre: se niegan a poseer, desplegar en su territorio y fabricar armas nucleares. La opinión pública japonesa rechaza tal posibilidad casi unánimemente. En el pasado, algunos militares han dicho que es hora de adquirir armas nucleares, pero la reacción fue fulminante y tuvieron que dimitir. No hay partidos políticos que aboguen abiertamente por la posesión de armas nucleares.
Pero Tokio tiene capacidad para crear armas nucleares. Posee una inmensa cantidad de plutonio. El informe del gobierno es de 45,5 toneladas, de las cuales más de 30 se pueden usar para crear ojivas nucleares de manera inmediata, es decir, que se pueden fabricar varios cientos de ojivas nucleares, que es un enorme potencial militar.
Consiguieron acumular esa cantidad porque, antes del accidente de Fukushima en 2011, en Japón funcionaban más de 50 reactores nucleares, que necesariamente crearon residuos. El gobierno las acumuló reciclándolas en Reino Unido y Francia, porque Japón todavía no tiene la capacidad de hacerlo.
Hace algún tiempo Tokio llevó a cabo un análisis de la posibilidad de construir armas nucleares y los expertos del gobierno concluyeron que, incluso sin movilizar todas las fuerzas, en las condiciones actuales Japón tardaría casi 2-2,5 años en crear una ojiva nuclear para los misiles que posee.
Esto me lo contó un ingeniero químico que me dió un curso de depuración de aguas: en un principio, las centrales nucleares buscaban como producto principal material para fabricar bombas. Como es un proceso que desprende mucha energía, mediante turbinas se obtenía electricidad como producto secundario, abaratando los costes. Posteriormente, se invirtieron los términos, y pasó a ser la producción de electricidad el producto principal de las centrales nucleares.
Es un fenómeno muy habitual en la producción química industrial. El amoníaco es un residuo que se obtiene en procesos industriales, y se vende como producto secundario, por eso es tan barato. En el caso de la destilación del petróleo, el producto principal es la gasolina, pero los productos secundarios que se producen han ido teniendo salida comercial: plásticos, asfalto ( betún y grava ), gas para combustión, Diesel, etc.
Inicialmente, la capacidad de producción de armas nucleares de EEUU era muy limitada, en 1945 utilizaron las que tenían en una demostración de fierza, y en los años siguientes la producción anual debió rondar las 3 o 4 bombas anuales. En 1949 la Unión Soviética ya había producido su propia bomba atómica, y EEUU perdió el monopolio exclusivo de dicha tecnología.
EEUU no tiene armamento nuclear en Japón o España, porque, de facto, sus bases militares son territorio estodounidense, y en cualquier caso no van a revelar dónde tienen el arsenal guardado, salvo de manera disuasoria.