En los primeros años de la década de 1930, las Leyes de Nuremberg fueron aprobadas por los nazis inspirados por la legislación racial estadounidense. El propio Hitler, en su Mein Kampf, escrito en 1925, describe a Estados Unidos como el único estado que había avanzado hacia la creación de “una sociedad racista sana”.
Los nazis estaban fascinados por la conquista del oeste y el exterminio sistemático de millones de indígenas. Después de tomar el poder en 1933 copiaron el modelo estadounidense porque admiraban la supremacía blanca que se había impuesto al otro lado del Atlántico.
En Estados Unidos el racismo no era cosa de unos exaltados con sábanas y cruces ardiendo, sino un elemento institucionalizado y regulado. A principios del siglo XX, era el país más “avanzado” (atrasado) en cuanto a legislación racista, y no solo en los estados del sur, sino también a escala federal. Su ley de inmigración se basaba en la raza y era aplaudida por los racistas de todo el mundo.
Los nazis, los de entonces y los de ahora, están obsesionados con los peligros de la inmigración y Estados Unidos era un país único por la dureza de sus leyes de segregación racial, que no sólo prohibían matrimonios entre razas, sio que amenazaban a las parejas de raza mixta con castigos criminales severos. Los juristas nazis estudiaron los estatutos de estados desde Virginia a Montana, que tenían formas de ciudadanía de segunda clase para grupos minoritarios -como chinos, japoneses, filipinos, puertorriqueños y nativos americanos- de gran interés para los nazis cuando se propusieron crear sus propias formas de ciudadanía de segunda para algunos alemanes.
El 5 de junio de 1934, un año y medio después de que Hitler se convirtiera en canciller, los principales juristas de la Alemania nazi se reunieron para redactar las Leyes de Nuremberg. Se hizo una transcripción literal por taquígrafo, como un registro del momento crucial en la creación de su nuevo régimen racial. Esa transcripción revela que hubo discusiones sobre las leyes racistas vigentes en Estados Unidos.
El ministro de Justicia presentó un memorándum sobre ellas que fue un documento recurrente en las discusiones de la sesión. Entre otras cosas, se debatió si debían importar la segregación de las leyes Jim Crow al III Reich.
Se repasaron los estatutos de los 30 estados que criminalizaban los matrimonios mixtos. Revisaron cómo determinaban quién entraba en la definición de “negro” o “mongol” para considerar esas técnicas, darle su propio enfoque y establecer a quién podía considerarse como inferior.
Lo que querían era financiar su propio estado, mediante un robo masivo a una parte de la población, a la que le quitaron no solo sus bienes sino también su fuerza de trabajo no remunerada en los campos de trabajo; además, en países como Polonia sirvió como compensación a los ocupados por la ocupación de su país.
Napoleón hizo algo parecido: al expropiar a la iglesia católica, que era propietaria del 10% del terreno de cultivo y subastar los bienes, consiguió financiación para su estado; exáctamente igual que hizo anteriormente Enrique VIII en Inglaterra antes.