Las aerolíneas no levantan cabeza desde la pandemia y su situación se ha visto agravada por la ruptura de la cadena de suministro y la guerra económica. Ayer la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) revisó a la baja sus proyecciones de tráfico y rentabilidad para este año debido a la crisis política internacional, la incertidumbre económica y la desaceleración de la actividad.
La IATA, que representa a 350 aerolíneas que representan el 80 por cien del tráfico mundial, ha alzado la voz en los últimos meses contra los fabricantes aeronáuticos, motores y otros productos aeroespaciales. La cadena de producción aún no se ha recuperado de los efectos de los confinamientos, en particular debido a los subcontratistas que despidieron a sus trabajadores aprovechando la pandemia y tienen dificultades para contratar otros nuevos.
“El sector manufacturero está fracasando estrepitosamente, y todos en esta sala sentimos la misma indignación”, declaró el director de la IATA, Willie Walsh, a cientos de delegados de su organización en una asamblea celebrada ayer en Nueva Delhi.
“El número de entregas [de nuevos aviones] previstas para 2025 es un 26 por cien inferior a lo prometido hace un año por los fabricantes de aeronaves”, declaró Walsh. “Es simplemente inaceptable que los fabricantes crean que tardarán hasta finales de esta década en resolver la situación”.
Los niveles de producción equivalentes a los de 2019 no aparecerán antes de 2029, así que aún quedan cuatro años de problemas por delante. Para 2024, a escala mundial, la industria produce entre 1.300 y 1.400 aviones al año, lo que sigue siendo un tercio menos que en 2018, el último año de referencia antes de la pandemia.
En el futuro inmediato, las aerolíneas están encontrando otras maneras de satisfacer sus necesidades. Están utilizando más sus aviones (2.500 horas al año para aviones de pasillo único, en comparación con las 2.200 ó 2.300 antes de los confinamientos), y manteniendo los aviones en las flotas durante más tiempo, en ocasiones durante más de 25 años. La IATA señala que, a escala mundial, los aviones estarán al 84 por cien de su capacidad este año, un récord.
A esto se suma la amenaza de la subida de los aranceles. “Para evitar que la situación se agrave aún más, instamos a que el sector aeroespacial se mantenga al margen de las guerras comerciales”, declaró ayer Walsh.
Los principales fabricantes de aeronaves, como Boeing y Airbus, funcionan con una cadena industrial y de suministro mundial, impuesta por la división internacional del trabajo. Sus carteras de pedidos representan aproximadamente diez años de producción al ritmo actual.
La mayoría de las aerolíneas no pueden absorber los costos adicionales de las tarifas más altas y el aumento de los precios de las aeronaves.
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