El monopolio tecnológico cambió el estatuto antes incluso del anuncio de Trump.
Se vuelve así a demostrar, por enésima vez, que internet, la informática y la técnica, en general, no son neutrales sino unos mecanismos políticos e ideológicos, como tantos otros.
Queda claro que, por encima de la ONU, quien imparte las órdenes en el mundo, sigue siendo Estados Unidos, máximo tutor del Estado de Israel, a costa de pisotear a los palestinos impunemente desde 1948.
El reconocimiento de Trump no se ha limitado a la parte occidental de Al-Quds (Jerusalén), bajo autoridad de Israel en virtud de la resolución de partición de la ONU en 1947. Se trata de un reconocimiento tácito de la subordinación de la parte oriental de Jerusalén, ocupada por Israel desde 1967, al estado sionista. Lo que a su vez supone un apoyo, que ningún país del mundo había llegado a prestar, a la posición de Israel.
Desde la aprobación del Congreso de Estados Unidos en 1995 de una ley para transferir la embajada de Tel Aviv a Al-Quds (Jerusalén), los diversos presidentes de Estados Unidos, republicanos o demócratas, han ido posponiendo cada seis meses la ratificación de este paso, aduciendo que era imprescindible para preservar los intereses estadounidenses.
Israel ocupó Jerusalén Este en 1967, y en 1980 declaró su anexión a los territorios ocupados desde 1948, que incluyen el oeste de Al-Quds (Jerusalén), diciendo que “Jerusalén es la capital indivisible y eterna” de ese Estado, algo que la comunidad internacional y la ONU se niegan a reconocer.
Por su parte, Palestina reclama el este de Al-Quds (Jerusalén) como la capital de su esperado Estado, tomando como base diversas resoluciones de la ONU y la posición mayoritaria del mundo.
Esta sociedad “de la desinformación” está creando borregos, como Marco Asensio, el futbolista del Real Madrid, que hace dos meses levantó una polvareda en Twitter de 12.000 comentarios por publicar un mensaje con una imagen del Muro de las Lamentaciones en Jerusalén junto a la bandera de Israel, indicando que es territorio israelí.
Respecto a google, tenemos al enemigo en casa. Saber que nuestros datos están siendo utilizados por semejantes delatores del puto imperio no es muy esperanzador. Pero bueno, seguiremos adelante, pese a todo. Un saludo!