Como Manolo el del Bombo con la Selección Nazional, Iñaki Gil de San Vicente también se pasea por sus foros en cuanto hay partido de fútbol para pronunciar sus pedantes sermones que, cuando los pone por escrito son aún mucho peores. Si le pagan los gastos de viaje no se pierde un partido. Es un charlista infatigable y un figurín camaleónico: en todas esas ligas de fútbol, nacionales e internacionales, aparece disfrazado de cualquier cosa, como en un Halloween permanente. Es independentista vasco cuado se tercia, marxista si fuera necesario, trotskista por naturaleza, stalinista en el homenaje a Larrañaga, consejista por convicción, anarquista por dedicación, maoísta cuando propone “tomar el cielo por asalto”… todo en el mismo saco. Incluso Gilito no tiene empacho en escribir para la Iglesia artículos como éste:
¿Qué salida a la crisis?
Iñaki Gil de San Vicente, Herria 2000 Eliza, 31 de julio de 2012
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=153839
Aunque sus enemigos le tienen principalmente por trotskista, lo cierto es que si se hubieran leído su artículo “Marx y Cuba” se habrían apercibido de que, con tal de subirse a cualquier carro, a Gilito no le importa defender a Cuba, pero con muletillas características como ésta, que demuestran la cuadratura del círculo:
“Cuba ha demostrado […] el fracaso de la escolástica stalinista […] Estos y otros autores que es imposible citar aquí, nos descubren el ‘otro marxismo’ oculto cuando no reprimido por una plomiza mole de dogmatismos y tópicos que aun perviven pese a la implosión de la ideología stalinista. Llegamos así al segundo punto antes citado, el del fracaso de la URSS para comprender qué era la revolución cubana. Veremos cómo la burocracia stalinista descargó sobre Marx su exclusiva impotencia teórica para predecir y comprender la revolución cubana, y veremos cómo nunca hizo el mínimo esfuerzo para corregir su error estratégico, sino al contrario, lo ahondó y multiplicó” (http://www.lahaine.org/paisvasco/marx_cuba.pdf ).
Ya ven Ustedes; aunque nunca lo hubieran sospechado, es cierto: la burocracia soviética no entendió la revolución cubana. Lo más probable es que no entendieran nunca nada de nada. Los bolcheviques siempre tuvieron un conocimiento “muy restringido” del marxismo, afirma Gilito (¿Lecciones del stalinismo?). Es increíble que en 1917 lograran dirigir una revolución, luego una guerra civil, después una guerra mundial y que se mantuvieran tantos años a pesar del cerco imperialista. ¿Cuáles fueron los motivos por los cuales los soviéticos nunca entendieron nada? Pues porque entonces Gilito no había pronunciado sus monsergas sobre el marxismo, que en aquella época aún estaba “oculto”. Sólo conocían un marxismo visible, el de la apestosa burocracia stalinista. Pero ese no es el marxismo de verdad, el genuino, el auténtico. Ni siquiera es el único marxismo, porque esa es otra que Usted ignoraba: no hay un solo marxismo sino dos (por lo menos). Además del anterior, hay afortunadamente “otro” que hasta ahora ha estado “oculto” y que sólo el Tío Gilito nos pueden descubrir: el que durante décadas “una plomiza mole de dogmatismos y tópicos” ha tratado de guardar escondido… nada menos que en Cuba. Es cuestión de arqueología, de excavar o mejor aún: de profundizar. En la URSS eran unos superficiales y por eso no comprendieron (entre otras muchas cosas) lo que era realmente la revolución cubana.
Lo que caracteriza a Gilito son parrafadas así de ridículas. Que nadie le pregunte a él por los fundamentos de sus tonteorías, porque en todos sus escritos no hay ni una sola nota a pie de página, ninguna argumentación, ningún razonamiento, ninguna explicación… nada de nada. Su rutina consiste en encadenar una frase tras otra. Cualquier divagación con tal de llenar páginas como un poseso, tantas más cuanto menos conoce. En todos sus escritos siempre incluye una línea en la que dice lo siguiente: “Podría extenderme más sobre este complejo asunto, pero por falta de espacio me ceñiré ahora a unas breves palabras”. Entre la verborrea de Gilito, típica de un acomplejado, hay que destacar algunas expresiones realmente ridículas:
- praxis estratégica
- zoológicos sociales
- poder tecnocientífico
- praxis científico-crítica
- desarrollo autocentrado
- frente de brecha de combate
- interacción de contradicciones
- componente autocrítico de la crítica
- simbiosis de depredadores asesinos
- revolucionarización de las condiciones de existencia
- la contradicción expansivo-constrictiva inherente a la definición simple de capital
- velocidad caótica de las leyes de perecuación, centralización y concentración de capitales
Por favor, reflexionen Ustedes un momento sobre lo siguiente: cuando Gilito se refiere a los “múltiples y complejos macropoderes capilares”, ¿creen que les está hablando de algo relacionado con el pelo?, ¿con las peluquerías quizá?, ¿con los nuevos peinados?, ¿con el estilismo actual?
Algunos malabarismos verbales suyos, como éste, son realmente gloriosos: “La política marxista es la síntesis entre la economía concentrada como realidad objetiva y la conciencia concentrada como realidad subjetiva” (¡?!).
Otro modelo de frase pretenciosa, donde las haya, es cuando en su artículo “La lucha política es para tomar el poder” propone lo siguiente: “Luchar por la creación de contrapoderes populares y obreros, que sean la expresión local de la autoorganización colectiva en la que incide internamente la política independentista estratégicamente orientada”. ¿Alguien se atreve a traducir esto a términos comprensibles para los seres humanos?
Como buen burgués, Gilito hace gala de un desprecio insultante hacia sus oyentes y lectores, a quienes trata de impresionar con palabras altisonantes y frases ampulosas que no significan nada pero que ellos creen -ingenuamente- que necesariamente deben significar algo que no son capaces de comprender por culpa de su propia ignorancia. Habitualmente consideramos que los autores profundos son aquellos a los cuales no se les entiende lo que dicen, porque algo deben tratar de decir. Hoy nadie toma en consideración a un filósofo cuya lectura no requiere esfuerzo. Por el contrario, consideramos que son simples, e incluso algo peor, dogmáticos, a aquellos cuyo pensamiento nos resulta transparente y claro.
Cuando alguien padece incontinencia verbal es muy probable que agote todas las palabras del diccionario. Sin embargo, hay algunas que el Tío Gilito no utiliza nunca porque las ha dejado fuera de sus “Obras Compuestas”, como las siguientes:
- proletariado
- dictadura del proletariado
- planificación socialista
- expropiación de los medios de producción
- partido comunista
- marxismo-leninismo
- negación de la negación
- lucha ideológica (reformismo, revisionismo, izquierdismo, derechismo, oportunismo)
- internacionalismo proletario
- fascismo
Sus tonteorías también tienen nombres sonoros. Cuando el ecologismo estaba de moda, a Gilito se le ocurrió inventar nada menos que un “socialismo ecológico antiimperialista” en el que a cada palabra procedente de las universidades USA (o sea, de las fábricas ideológicas del imperialismo) se encadenaba otra peor para anunciar la “venganza de la naturaleza”, un apocalipsis planetario tras otro: “extinciones”, “cataclismos” y, en fin, una “catástrofe ecológica planetaria”. Lo puedes leer en este enlace:
Socialismo ecológico antiimperialista ¿Ecologismo progre, ecosocialismo, decrecimiento?
http://www.lahaine.org/b2-img10/gil_ecol.pdf
Cambiemos de tercio porque tenemos que hablar de todo un poco: ¿se han dado cuenta Ustedes de la profundidad de la crisis económica capitalista?, ¿su pareja les ha deshauciado de su corazón por culpa de la composición orgánica de capital?, ¿tienen el corazón partido desde la bancarrota de Lehman Brothers?, ¿odian más y follan menos? Pues sí, Marx también tenía razón en este punto tan importante de la lucha de clases. La intimidad de nuestras vidas, nuestro universo afectivo no es más que otra superestructura que se ve afectada por la economía como todas las demás: “La afectividad, el amor, la sexualidad, la amistad, y hasta el odio, no se viven de la misma forma en una fase expansiva que en una Gran Recesión que avanza una Gran Depresión, y menos aún se gozan de la misma forma”.
Gracias a este descubrimiento, el Tío Gilito estalece la siguiente ley general que rige en la sociedad capitalista: “La salud psicosomática se deteriora en proporción inversa al aumento de la explotación”.
Tomen buena nota de esta ley porque a Marx se le olvidó incluirla en “El Capital”, aunque es tan importante -por lo menos- como la caída de la cuota de ganancia: el aumento de la explotación no conduce a la revolución sino al psiquiátrico.
Ustedes tampoco sabían que hay una economía objetiva y otra subjetiva, pero afortunadamente tenemos a Gilito para que nos lo recuerde: no podemos negar “el contenido económico de lo subjetivo, reduciendo lo económico a una burda materialidad mecánica y automática”, dice Gilito. “Las fuerzas productivas también están formadas por fuerzas productivas especiales, tanto objetivas como subjetivas, apareciendo las últimas como cualidades de los individuos” (Nuestro Marx ahora).
Pero donde nos demuestra todo su arte es en las definiciones, que no son otra cosa más que burdas confusiones. Por ejemplo, en su artículo “La lucha política es para tomar el poder” equipara el concepto de alienación con una manera vulgar de referirse a al fetichismo , es decir, confunde a una cosa con otra.
También tiene una gloriosa definición petarda de ideología , que reza así: “Es la forma inversa de ver y conocer la realidad, es invertir la causa por el efecto, lo material por lo ideal, lo cambiante por lo estático, lo contradictorio por lo no contradictorio”.
En otro artículo titulado “El marxismo como teoría-matriz” define la praxis de la siguiente forma: “El concepto de ‘praxis’ proviene de lo mejor de la filosofía dialéctica de la Grecia clásica, y quiere decir la capacidad del ser humano libre para crear cosas nuevas”. En una línea tan breve, las dos afirmaciones de Gilito son mentira:
a) el concepto de praxis no procede de la dialéctica griega sino de la filosofia materialista del Renacimiento
b) la praxis no son como las composiciones musicales (producción, crear cosas nuevas) sino más bien como una gira de conciertos (reproducción de lo ya existente).