En Bruselas la jaula de grillos está cada vez más enfrentada. Ahora Francia se retira del proyecto conjunto europeo de fabricación de drones de reconocimiento Eurodrone, presupuestado en 7.000 millones de euros, alegando retrasos acumulados, sobrecostes y recortes en el gasto militar.
El contratista principal de Eurodrone es Airbus, que cuenta con el apoyo de la italiana Leonardo y la francesa Dassault Aviation. El programa de drones se llevó a cabo en cooperación con España, Alemania e Italia.
La nueva ministra del ejército, Catherine Vautrin, aún no ha notificado oficialmente la decisión del gobierno francés, que tampoco es muy relevante porque puede el gabinete francés puede venirse abajo en el momento más insospechado.
El nombre oficial es Sistema Europeo de Aeronaves Pilotadas Remotamente de Media Altitud y Larga Autonomía (European Medium Altitude Long Endurance Remotely Piloted Aircraft System, Male Rpas). Se trata de un proyecto lanzado en 2015 en el marco de la Organización Conjunta de Cooperación en Materia de Armamento (OCCAR).
Airbus no ha podido con el proyecto y no ha hecho más que dar largas. Lleva cuatro años de retraso respecto al calendario inicial y no se espera su entrada en servicio antes de 2030, como muy pronto.
Eurodrone quiere ser una alternativa a los sistemas de drones de combate existentes, integrando innovaciones y una mayor autonomía. Se espera que fortalezca la cooperación en defensa entre los países europeos, reduciendo la dependencia de tecnologías de otros países, como Estados Unidos o Israel.
El proyecto busca dotar a los ejércitos europeas de una plataforma aérea no tripulada autónoma, capaz de realizar misiones de inteligencia, vigilancia, reconocimiento (ISR) y, en el futuro, posiblemente funciones de apoyo en operaciones de combate. El Eurodrone está concebido para operar en espacio aéreo civil europeo, cumpliendo con las normativas de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA).
El sistema incluye drones de gran envergadura, capaces de volar a altitudes medias (hasta 9.000 metros) durante más de 24 horas seguidas, con una carga útil modular que permitirá adaptarse a distintas misiones. Entre sus capacidades destacan sensores electroópticos, radares de vigilancia y sistemas de comunicaciones seguras y resistentes.
Uno de los objetivos estratégicos del Eurodrone es reducir la dependencia de Europa de sistemas extranjeros, especialmente de origen estadounidense, como el MQ-9 Reaper. Además, el programa refuerza la autonomía estratégica europea en defensa, alineándose con iniciativas como la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) y el Fondo Europeo de Defensa (FED), que financian parcialmente el proyecto.
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