Como estaba previsto, las negociaciones para una paz en Ucrania fracasaron porque ambas partes llevaban planes muy diferentes.
La parte rusa considera las negociaciones actuales como una continuación de las que se celebraron en marzo y abril de 2022. Por eso envió a Estambul a la misma delegación. El planteamiento no va a cambiar, salvo que se produzca algún acontecimiento nuevo.
Por su parte, la delegación ucraniana está encabezada por el ministro de Defensa, Rustem Umerov, y su objetivo principal era exigir un alto el fuego inmediato por 30 días y preparar un encuentro directo entre los presidentes de los dos países.
No hubo necesidad de traducir; todos hablaron en ruso. Las discusiones se acabaron en dos horas. Ni siquiera los uniformes coincidieron: los rusos vestían de civil, mientras los ucranianos aparecieron en traje de campaña.
Los rusos habrían exigido la retirada de Ucrania las cuatro regiones que han conquistado e integrado en gran parte.
Los ucranianos quieren el regreso de los niños que fueron trasladados al interior de Rusia desde la zona de operaciones militares y el intercambio de todos los prisioneros. Rusia tiene bastantes más presos que Ucrania.
Sólo se produjo un acuerdo: el intercambio de 34 cadáveres de soldados rusos contra 909 de Ucrania. Además, intercambiarán mil soldados presos de cada bando.
Por lo demás, ambas partes rechazaron las exigencias del contrario y el debate se acabó… al menos de momento.
Rusia no quiere unos Acuerdos de Minsk versión 3. La correlación de fuerzas les favorece muy claramente. En cualquier otra circunstancia, impondría sus condiciones de una manera absoluta. A Ucrania sólo le ampara el apoyo de las potencias occidentales y sus medios de propaganda.
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