La base de Al-Tanf, que se ubica en la zona fronteriza con Irak, sirve de terreno para entrenar a los mercenarios del denominado “ejército libre de Siria”, según Estados Unidos.
“El apoyo clandestino se realizaba a través de la venta de armas al Califato Islámico. Cuando lo sacamos a la luz, en seguida lo pusimos en conocimiento de las autoridades estadounidenses. Sin embargo, lo que ellos hicieron fue apoyar aún más a nuestro jefe [el cabecilla del grupo Maghawir Al-Thawra, Muhammad Talla]. Vendieron armas fabricadas en Estados Unidos, gas natural licuado (GNL), automóviles, un gran número de rifles M-16; después de la última revisión de los estadounidenses, faltaban 4.700 rifles”, explicó Asalam.
El grupo Maghawir Al-Thawra forma parte del denominado “ejército libre de Siria”, un conglomerado de grupos terroristas agrupado por el Pentágono para combatir al gobierno de Bashar Al-Assad. El jefe inmediato de Asalam era Muhammad Al-Talla, dirigente del grupo Maghawir Al-Thawra.
El interlocutor de la agencia indicó que en la base estadounidense hay sirios cuya principal misión es combatir al Califato Islámico, pero hay otros dispuestos a luchar contra el ejército sirio de Bashar Asad, entre los cuales está el grupo de Al-Talla.
En lo que concierne a la población civil, los estadounidenses no prestaban mucha atención a los ciudadanos de a pie, a pesar de que los campos de refugiados están ubicados a 20 kilómetros de la base militar de Al Tanaf.
“La gente carece de ayuda humanitaria o médica. Además, [los estadounidenses] simplemente no protegen a los civiles”, resumió Mohamed Asalam.
Un grupo de 101 personas, integrado por 41 combatientes, 19 mujeres y 41 menores, abandonó voluntariamente la base militar y pasó a territorio controlado por las fuerzas gubernamentales, radicado actualmente en un campo de refugiados en las inmediaciones de Damasco.
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