Es cierto que Qatar ha apoyado y financiado el yihadismo y la desestabilización de Oriente Medio, en la misma medida en que también lo ha hecho Arabia saudí, por lo que no puede ser esa la razón de la ruptura entre ambos. Hay que buscarla en otra parte: en Irán.
Ciertos medios de comunicación del Gofo han llegado a decir que Qatar se ha convertido en la puerta de entrada de Irán (1) porque es el único país que mantiene relaciones diplomáticas normales con Teherán, lo cual es un crimen en esa región.
Hoy mismo, como consecuencia de las presiones estadounidenses e israelíes, Qatar ha tenido que expulsar a la delegación de Hamas que había acogido en su territorio.
La reciente visita de Trump a Riad no tenía por objeto exclusivo la venta de armas a la familia real saudí, sino la creación de una especie de OTAN arábiga para estrechar el cerco a la República Islámica (2).
Recientemente el Instituto de Asuntos del Golfo, un equipo estadounidense de análisis, aseguraba que la nacionalidad más extendida entre los miembros del Califato Islámico es la saudí. Sólo en Estados más de 400 estudiantes saudíes se han incorporado a las filas de dicha organización terrorista (3), con la complicidad tanto de Estados Unidos como de Arabia saudí.
Las invasión de Irak, el yihadismo, la destrucción de Libia y la Guerra de Siria son expresiones diversas de la confluencia estratégica del imperialismo estadounidense y europeo con Israel y la familia real saudí, y su objetivo primordial es siempre el mismo: Irán y el llamado “eje de la resistencia” en Oriente Medio, a saber, el gobierno de Damasco y Hezbollah.
(2) https://fr.sputniknews.com/international/201705251031531865-qatar-iran-arabie-saoudite/
(3) https://www.gulfinstitute.org/investigation100s-left-american-college-campuses-to-join-isis-camps/