Magnitsky era un abogado del fondo buitre Hermitage que dirige Bill Browder, que murió en una cárcel de Rusia en 2009. Los altavoces del imperialismo dijeron que había muerto por falta de atención médica, un eufemismo que significa que Putin y los suyos lo mataron o lo dejaron morir.
Lo mismo que España, Rusia también está sujeto al Tribunal de Estrasburgo, que se pronunció hace 15 días sobre el caso dentro del más absoluto mutismo de las cadenas de intoxicación.
Es normal que hayan informado: la sentencia desmiente las acusación volcadas contra Rusia.
El mito convirtió a un especulador como Magnitsky en un defensor de los derechos humanos que descubrió la corrupción de los funcionarios rusos. Todo los demás deriva de ahí: fue encarcelado con cargos falsos para tapar la corrupción, después fue torturado y finalmente asesinado.
Su antiguo socio, Bill Browder, del que también hemos hablado aquí, fue quien dirigió la orquesta mediática tras la muerte. Quiso chantajear al gobierno ruso y para sacarle dinero o, en otras palabras, una compensación por los activos rusos que supuestamente habían sido estafados. La campaña condujo a que Estados Unidos aprobara la Ley Magnitsky, que permite sancionar a los responsables de violaciones de los derechos humanos, una iniciativa copiada luego por los eurodiputados de Bruselas.
Ahora el Tribunal de Estrasburgo asegura que la campaña orquestada en torno a la muerte de Magnitski es falsa y da la razón al gobierno de Moscú. Hay pruebas de que Magnitsky y su socio Browder incurrieron en evasión de impuestos y que la acusación en su contra era razonable.
El Tribunal también concluye que la policía le seguía la pista a Magnitsky desde años antes a que comenzara a hacer acusaciones de corrupción contra los funcionarios encargados de investigarle.
Finalmente, los jueces consideran que hay pruebas de que Magnitsky pensaba fugarse y que, por lo tanto, fue justamente detenido. La decisión de detenerle sólo tuvo lugar después de que la policía se enterara de que había solicitado un visado británico, había reservado billetes para Kiev y no residía en su domicilio.
La basura publicada hace 10 años en todo el mundo, tanto durante la muerte como durante la aprobación de las leyes Magnitsky, no se sostiene, como ya sabíamos. No hay más que recurrir a un buscador e indagar en internet.
El Tribunal da la razón a la familia de Magnitsky, reconociendo que durante su detención el trato no fue correcto y que en la cárcel no tuvo una atención médica adecuada. Finalmente, los tribunales rusos cometieron una chapuza jurídica monumental al condenarle una vez fallecido, al estilo del Derecho Romano.
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