En el momento de la carnicería David Ali Sonboly tenía 18 años y, según asegura el semanario Bild, su avatar en el Whatsapp es una foto del nazi noruego Anders Behring Breivik, condenado por matar a 77 de personas hace unos años. Aprovechó el aniversario para cometer un atentado parecido al de su admirado Breivik.
Sonboly era un confeso admirador de Hitler y consideraba un honor haber nacido el mismo día que él. Nació en Alemania, aunque su familia es de origen iraní. Como tal, su religió originaria es el chiísmo, pero se integró tan perfectamente en Europa que primero se convirtió al cristianismo, se añadió el nombre de “David” y luego se convirtió al hitlerismo, al racismo y demás lacras típicamente europeas.
Como buen europeo odiaba a los turcos y a los árabes, a los que consideraba inferiores a los arios, según relata el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, por lo que no es ninguna casualidad que las víctimas de su atentado no sean europeas, como se ha dicho, sino que también fueron elegidas “ad hoc” para la masacre: turcos, kosovares, griegos y húngaros.
Tenía 300 cartuchos de munición consigo para haber realizado una masacre mucho más indiscriminada, en la que algún europeo podría haber fallecido, pero no se equivocó; tenía olfato racista y su acción fue planificada cuidadosamente. La policía alemana ha hablado de que tendió una “trampa” a sus víctimas a través de sus perfiles en Facebook para atraerlas al lugar.
Mientras les disparaba tuvo un altercado con un viandante al que gritó que él era un “alemán nacido en Alemania” e insultaba a los “turcos de mierda”.
Cuando el yihadismo falla, la sicopatología ocupa su lugar para disimular que los atentados que se vienen cometiendo en Europa proceden de desequilibros políticos más que de desequilibrios emocionales. La policía alemana tampoco ha encontrado ningún vínculo entre Sonboly y el Califato Islámico. Por el contrario, el jefe de policía de Munich, Hubertus Andra, ha dicho que el vínculo “evidente” es con el noruego Breivik, es decir, con el fascismo y el racismo.