El grupo holandés Europlasma confirmó el jueves su intención de adquirir la empresa francesa Fundiciones de Bretaña, un subcontratista de Renault en quiebra que fabrica piezas de motor de hierro fundido.
Si mantiene su oferta de adquisición, Europlasma, creada en 1992 en torno a la descontaminación y fabricación de forjados, pretende diversificarse en el campo del armamento para aprovechar la creciente paranoia europea sobre la guerra.
En Europa los subcontratistas ferroviarios y del automóvil que atraviesan dificultades están redirigiendo su producción hacia el armamento.
A la empresa holandesa, además de sus actividades de automoción, el cambio debería permitirle garantizar la conservación de 240 puestos de trabajo, más del 80 por cien de la plantilla actual.
En 2021 Europlasma compró Forjas de Tarbes, el único fabricante francés de cuerpos huecos, la carcasa metálica de los casquillos de 155 milímetros utilizados por los cañones César francesas que se han vendido al ejército ucraniano.
Desde el inicio de la guerra, Francia ha entregado 30.000 proyectiles de este tipo a Kiev, y el objetivo para este año es entregar 80.000 unidades.
Valdunes, el último fabricante francés de ruedas ferroviarias, que entró en suspensión de pagos a finales de 2023, es otra de las empress adquiridas por Europlasma, y parcialmente redirigido en mayo del año pasado a la fabricación de piezas huecas.
Para la industria francesa el dinero movilizado por la guerra de Ucrania ha sido un enorme alivio. Desde 2022 ha triplicado su capacidad para fabricar obuses.
En octubre el fabricante sueco de rodamientos SKF anunció esu intención dirigir parte de sus fábricas hacia la guerra, posicionándose para licitar al futuro tanque MGCS (Main Ground Combat System), un proyecto militar de Alemania, Italia y Francia.
No obstante, la fabricación de obuses nunca podrá reemplazar a los vehículos, que es la columna vertebral de la industria europea, pero para los subcontratistas en apuros es un alivio.
También es un remedio parcial. Una parte de la producción europea de material de guerra, como los obuses, no es competitiva, a diferencia del sector armamentista ligado a la alta tecnología, como las armas nucleares, la guerra electrónica, los satélites, los aviones, los submarinos o los barcos.