El polvorín está a punto de estallar en el norte de África

Aunque la cuestión del Sáhara Occidental parecía caer en el olvido diplomático, ha resurgido en Nueva York, en el centro de los debates del Consejo de Seguridad. El enviado personal del Secretario General de la ONU, Staffan de Mistura, lanzó una advertencia: el actual clima entre Marruecos y Argelia podría conducir hacia la guerra, con unas consecuencias que se extenderían mucho más allá de las fronteras del Magreb.

Desde hace cincuenta años el Sáhara es el escenario de una profunda crisis entre Rabat y Argel. Marruecos quiere apoderarse del Sáhara, mientras que Argelia apoya al Frente Polisario, comprometido con la descolonización y el derecho de autodeterminación. Esta divergencia ha congelado las relaciones entre ambos vecinos, hasta el punto de provocar una ruptura diplomática en 2021.

Sobre el terreno, la frontera permanece cerrada y bajo una fuerte vigilancia. El gasto militar se dispara, lo que alimenta una preocupante carrera armamentista. El equilibrio precario que se mantiene hoy sólo se basa en la disuasión. La ONU teme que cualquier incidente sea la chispa que encienda la región.

Ante el Consejo de Seguridad, Staffan de Mistura pintó un panorama preocupante: tras medio siglo de esfuerzos fallidos, los riesgos de guerra aumentan. Según información difundida por la agencia de noticias Agenzia Nova, el diplomático pide un nuevo impulso e insta a los protagonistas (Marruecos, Argelia, Frente Polisario, Mauritania) a reanudar las negociciones antes de finales de este año.

El enviado de la ONU se muestra convencido de que la situación ya no es sostenible. El enviado reconoció que la soberanía marroquí sobre e Sáhara cuenta con un apoyo creciente, en particular de España, Estados Unidos y Francia, pero el Frente Polisario no ha claudicado y cuenta con el apoyo de la Unión Africana.

Tras el llamamiento de la ONU, está en juego toda la estabilidad del Magreb. La acumulación de armas hace temer un choque. En vísperas de la renovación del mandato de la Minurso, la misión de mantenimiento de la paz encargada de supervisar la situación, Staffan de Mistura insistió en que el Consejo de Seguridad debe adoptar una resolución contundente para impedir la guerra.

La situación se encuentra en un momento crucial: o los protagonistas optan por la vía del compromiso o condenan a la región a una inestabilidad prolongada. El Sáhara Occidental ya no es solo una disputa territorial; se ha convertido en el símbolo de una rivalidad política que repercute en las relaciones entre dos países vecinos. Staffan de Mistura advierte que la región corre el riesgo de cruzar una línea peligrosa, que puede afectar al Mediterráneo occidental.


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