Entre 2007 y 2011 pagó 540 millones de dólares a la agencia por la cobertura de la guerra de Irak para elaborar falsos reportajes que justificaran la guerra. Los documentales se llevaron a las televisiones árabes y también sirvieron para realizar pequeños anuncios publicitarios.
Según refiere M-Wells a Daily Beast, durante los registros de las viviendas, los soldados de las tropas estadounidenses dejaban discretamente grabaciones en CD sobre el lugar. Luego el Pentágono seguía el rastro de las IP de los ordenadores que visionaban dichos discos, no sólo en Irak sino también en Irán, en Siria y también en Estados Unidos.
En Irak la agencia de publicidad Bell Pottinger tenía 300 peones, sobre todo británicos e irakíes, que trabajaban con la inteligencia militar del Pentágono en la base de Camp Victory, en Bagdad y daban cuenta de sus actividades al Pentágono, a la CIA y al Consejo de Seguridad Nacional en Washington.
El Pentágono ha confirmado públicamente su colaboración con Bell Pottinger en el marco de sus operaciones informativas y sicológicas en Irak, aunque ha afirmado que los vídeos eran veraces.
El Daily Beast asegura que Irak ha sido una fuente de beneficios para 40 agencias de publicidad y relaciones públicas que entre 2006 y 2008 también realizaron sondeos de opinión.