Amazon compitió con Microsoft hasta el último momento para lograr la adjudicación del contrato JEDI (Joint Enterprise Defense Infrastructure), que tiene una duración de diez años.
El objetivo es modernizar los sistemas informáticos militares. Para facilitar el despliegue de una nueva arquitectura de almacenamiento, el Pentágono decidió asignarla a un único proveedor, en lugar de dividirla en varias licitaciones.
Google se retiró de la carrera en octubre de 2018, explicando que no había recibido ninguna garantía de que el contrato cumpliera con los principios de “inteligencia artificial”.
A pesar de las críticas de Silicon Valley sobre sus colaboración con el ejército y la policía, poco después de la retirada de Google, Microsoft y Amazon, defendieron su participación en la licitación.
“Todos los que viven en este país dependen de su potencia de defensa”, escribió Brad Smith, presidente de Microsoft, en una entrada de su blog.
El cabecilla de Amazon, Jeff Bezos, dijo que el país tendría problemas si las grandes empresas de tecnología le daban la espalda al Departamento de Defensa de Estados Unidos.
El Pentágono anunció en agosto que su licitación había sido aplazada a la espera de la luz verde de Mark Esper, el nuevo jefe del Pentágono.