El manual estratégico el ejército francés sugirió el 13 de julio crear un “servicio militar renovado” destinado a proporcionar a los jóvenes una formación militar básica que pudiera conducir a la captación de nuevos reclutas.
El jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Pierre Schill, defiende este modelo. Desde el final de la Guerra Fría, “hemos pasado de un ejército de reclutas a un ejército profesional. Estoy convencido de que hoy estamos a punto de pasar de un ejército profesional a un ejército mixto, es decir, un ejército con profesionales, reservistas, pero también, quizás, voluntarios que presten servicio”, declaró en una entrevista.
Otros países europeos, como Alemania y Bélgica, han seguido el mismo camino. Alemania quiere reclutar 20.000 voluntarios a partir del año que viene.
Cuatro meses después, Macron confirmó la creación de un “servicio nacional voluntario”, o sea, algo que no es exactamente un “servicio militar” a la vieja usanza. Es más bien parecido a una “formación profesional” en un cuartel militar, a lo que se añade la transformación del “Día de la Ciudadanía y la Defensa” en un “Día de la Movilización”, que seguirá siendo obligatoria.
Su implementación, si el parlamento la aprueba, está prevista para el verano del año que viene. El “servicio nacional involucrará exclusivamente a voluntarios, principalmente jóvenes de 18 y 19 años”, declaró Macron, para quien este programa debería “fortalecer el vínculo entre nuestra nación y sus fuerzas armadas”, así como “reforzar nuestra resiliencia” y “consolidar la formación de los jóvenes”.
No obstante, si la situación lo requiere, “el Parlamento podrá autorizar el reclutamiento, más allá de los voluntarios, de aquellos cuyas competencias se hayan identificado durante la jornada [de movilización]. En tal caso, el servicio militar se convierte en obligatorio”, aclaró el presidente.
“Nuestros jóvenes en el servicio militar prestarán servicio durante 10 meses” y “llevarán a cabo las mismas misiones que los militares en activo en territorio nacional”, continuó.
“Servirán en territorio nacional y solo en territorio nacional, es decir, en la Francia metropolitana y en nuestros territorios de ultramar. El servicio militar se refiere al territorio nacional porque se trata de movilizarse para defendernos. Y quiero que este empleo en territorio nacional esté consagrado en la ley”, insistió Macron.
Los voluntarios participarán en ejercicios y misiones nacionales, como la Operación Centinela, o realizarán tareas específicas en función de su experiencia, competencias y nivel educativo (informática, logística, restauración, etc.)
Los diez meses pasados en los cuarteles, que pueden considerarse como un año sabático, deben ser reconocidos. Los voluntarios recibirán una asignación mensual de aproximadamente 800 euros, sin incluir bonificaciones, y se les proporcionará alojamiento, comida y servicio de lavandería. También recibirán apoyo del ejército si buscan empleo. “Quienes lo deseen podrán unirse al ejército activo mediante el alistamiento, y se reconocerá la experiencia adquirida”, explicó Macron.
Con este nuevo servicio militar, “nuestras Fuerzas Armadas se beneficiarán de jóvenes franceses, hombres y mujeres, cuyas motivaciones han sido identificadas, su compromiso puesto a prueba y sus habilidades perfeccionadas. Es un activo fundamental: militar, moral, cívico y republicano. Es un acto de confianza en nuestra juventud”, afirmó.
El objetivo es reclutar a 3.000 voluntarios para el próximo verano. El nuevo servicio en filas aumentará gradualmente de tamaño hasta alcanzar los 10.000 reclutas de aquí a 2030. “Mi ambición para Francia es alcanzar los 50.000 jóvenes de aquí a 2035”, afirmó Macron.
Un desafío para el ejército
La decisión de aumentar el tamaño de la fuerza operativa terrestre de 66.000 a 77.000 efectivos ha requerido esfuerzos significativos en términos de equipo e infraestructura. El ejército francés lo logró mediante la “densificación” de sus regimientos, añadiendo una compañía o escuadrón adicional e instalando barracones prefabricados en los cuarteles.
El nuevo servicio generará los mismos problemas: será necesario redimensionar los servicios de apoyo (Servicio de Salud del Ejército, vestuario y alimentación) y encontrar espacio para albergar a los voluntarios, especialmente porque la reestructuración llevada a cabo en las décadas de 2000 y 2010 resultó en la venta de numerosos cuarteles. El objetivo de 50.000 reclutas para 2035 corresponde aproximadamente a unos 40 ó 50 regimientos.
La “deuda gris” del Ministerio de las Fuerzas Armadas, es decir, la cantidad necesaria para mantener los edificios, asciende a 4.400 millones de euros. Es mucho dinero porque, en materia de construcción, deben tenerse en cuenta las normas generales, que son muy costosas para los centros militares. En otras palabras, el ejército francés está pensando en volver a los vetustos e inhabitables edificios de siempre.
Pero Macron dijo otra cosa: que era necesario “comenzar a construir alojamientos y otras infraestructuras para que los jóvenes sean recibidos adecuadamente en las guarniciones y liberar gradualmente un número suficiente de oficiales para entrenar y comandar a estos jóvenes reclutas”.
Para ello tendrán que gastar más de 2.000 millones de euros en financiar la iniciativa, dentro de la actualización de la Ley de Programación Militar 2024-2020. “Es un esfuerzo significativo. Es esencial”, enfatizó Macron.
El ejército francés ya se ha puesto en marcha. En su página web de reclutamiento promociona el nuevo servicio, especificando que habrá 1.800 plazas disponibles en todo el país. El plazo de inscripción se abre el 12 de enero. “La lista de plazas disponibles se publicará próximamente”, concluye.