El domingo, dos petroleros saudíes, uno noruego y otro emiratí, fueron blanco de misteriosos sabotaje frente al emirato de Fujairah, según el gobierno de Abu Dhabi. No hubo víctimas y los barcos dañados no se hundieron.
Esto “se llevará a cabo de forma profesional”, aseguró el ministro de Estado de Asuntos Exteriores de Emiratos, Anwar Gargash, prometiendo que los hechos se “establecerían claramente”.
Cuando se le preguntó sobre el posible papel iraní, el enviado de Estados Unidos a Irán, Brian Hook, se limitó a indicar que las autoridades estadounidenses ayudarían a los investigadores, a petición de Emiratos.
Quedan muchas zonas grises, incluida la naturaleza de los «actos de sabotaje», mientras que se ha observado al menos un agujero en el casco del petrolero noruego y la identidad de los autores y patrocinadores. La empresa Thome, que fletó el Andrea Victory, dijo que el barco había sido “golpeado por un objeto indeterminado”, sin más aclaraciones.
Emiratos Árabes Unidos y Arabia saudí son aliados cercanos de Estados Unidos, que está provocando constantemente a Teherán, ya sea con la excusa de la cuestión nuclear o con sus acciones desestabilizadoras en Oriente Medio.
Estados Unidos se ha retirado unilateralmente del acuerdo nuclear firmado con Irán y ha intensificado las sanciones, poniendo a la Unión Europea entre la espada y la pared.
Pero el actor principal es Israel, autor material de los sabotajes, con los que pretende llevar a Estados Unidos a la guerra abierta contra Irán.
Por su parte, puesto a la defensiva, Irán considera los sabotajes marítimos “preocupantes y lamentables” y ha pedido una investigación. Ha respondido a la renuncia de Washington al acuerdo nuclear con la suspensión parcial algunos de sus compromisos nucleares.
La estrategia de Irán es evidente: en caso de guerra no van a limitar el teatro de operación a su suelo, sino que extenderán las hostilidades a toda la región de Oriente Medio, lo que es una evidente advertencia dirigida a Emiratos Árabes Unidos y Arabia saudí.
Tras los incidentes marítimos la presión sobre Irán es creciente. El lunes Trump dijo: “Si [los iraníes] hacen algo, sufrirán enormemente”.
El viernes pasado, el Pentágono anunció el envío a la región de un buque de guerra con vehículos, incluidos vehículos anfibios, y una batería de misiles Patriot, además del despliegue de un portaaviones y bombarderos B-52.
La semana pasada el Secretario de Defensa interino de Estados Unidos, Patrick Shanahan, presentó un plan en una reunión con los asesores de Trump para enviar a Oriente Medio hasta 120.000 soldados si Irán ataca a las fuerzas estadounidenses.
El presidente iraní Hassan Rohani expresó el lunes por la noche a los clérigos la determinación de Teherán de hacer frente al enemigo estadounidense. “Si Dios quiere, pasaremos por este momento difícil con la gloria y la cabeza bien alta […] Irán es demasiado grande para ser intimidado por nadie”, afirmó.
Los europeos han expresado su preocupación por la renovada tensión entre Washington y Teherán e informaron al Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo, que se encontraba en Bruselas, de su preocupación por el riesgo de un conflicto “accidental” en el Golfo Pérsico.
Las entrevistas de Pompeo fueron difíciles. “Le dije claramente que nos preocupan las tensiones en la región y que no queremos una escalada militar”, dijo el jefe diplomático alemán Heiko Maas tras su reunión.
Poco antes el jefe de la diplomacia británica Jeremy Hunt dijo lo mismo: “Estamos muy preocupados por el riesgo de que se produzca un conflicto por accidente”.
¿Accidente? No hay accidente cuando acercas la antorcha al depósito de gasolina.