Ashraf Ghani, presidente de Afganistán |
En Afganistán Sharif está considerado como el padrino de los talibanes y el gobierno está convencido de que es imposible acabar con la guerra sin negociar con Pakistán.
Ni la interveción ni la salida del ejército de Estados Unidos de Asia central solucionaron nada, porque el problema principal de Afganistán es (y siempre ha sido) el vecino oriental.
En Kabul, el general pakistaní se va a entrevistar con representantes del gobierno afgano, cuyo presidente Ashraf Ghani, que lleva un año en el cargo, trató inútilmente de mejorar las relaciones con Islamabad, tras las cuales se produjeron una serie de atentados talibanes en Kabul. El gobierno afgano asegura que tras los atentados estaba la red Haqqani, un brazo de los servicios secretos pakistaníes.
Durante este verano Pakistán acogió las conversaciones, patrocinadas por China y Estados Unidos, entre el gobierno y los talibanes que se interrumpieron tras el anuncio de la muerte del mulá Omar, fundador del movimiento talibán.
A comienzos de este mes Ghani acudió a una cumbre regional en Islamabad, donde se entrevistó con el primer ministro Nawaz Sharif para reanudar las conversaciones con los talibanes.
La red Haqqani es una milicia surgió antes que Al-Qaeda. Sus efectivos se estiman entre 4.000 y 15.000 y está dirigida por Jalaluddin Haqqani y su hijo. El 13 setiembre de 2011 se produjo un ataque contra la embajada de Estados Unidos y el cuartel general de la OTAN en Kabul, tras lo cual al general Michael Mullen, jefe del Estado Mayor del ejército de Estdos Unidos, se le fue la lengua y declaró que dicha organización era un “arma” del servicio secreto pakistaní.
Luego el portavoz del ejército pakistaní, el general Athar Abbas, lo reconoció abiertamente por primera vez: “Estamos en contacto con los Haqqani”, dijo, aunque “sólo” por su capacidad de inteligencia.
Pero las cosas no siempre fueron así. Aunque ahora el clan Haqqani está en la lista oficial de organizaciones terroristas de Washington, en su tiempo Jalaluddin Haqqani fue recibido por Reagan como un héroe de la lucha de los afganos contra la URSS.
Haqqani fue nombrado ministro de Justicia en 1992 y durante la etapa entre 1996 y 2001 en que los talibanes gobernaron en Kabul, pasó al Ministerio de las Fronteras.