El alto el fuego oficialmente en vigor se viola con regularidad y Moscú ha presentado pruebas de ello en una reunión de la OSCE.
En declaraciones al diario alemán Bild el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, ha reconocido que su gobierno baraja distintos escenarios de desarrollo de los acontecimientos en Donbas y está preparado incluso para una guerra total: «No tengo miedo a una guerra contra las tropas rusas y nos hemos preparado para el escenario de una guerra total«.
El Ejército ucraniano, agregó, tiene ahora una situación mucho mejor que hace cinco meses, cuando comenzó la operación en el este de Ucrania, y los soldados ucranianos «están mostrando que son capaces de defender su país».
En Ucrania la información destinada a los ucranianos
y a los extranjeros, son dos cosas diferentes. En los foros internacionales Kiev asegura que no considera un escenario bélico. «No queremos guerra, queremos la paz y luchamos por los valores europeos, pero Rusia no respeta los acuerdos», aseveró Poroshenko, subrayando que Kiev cuenta con el «apoyo del mundo entero».
Ucrania se ha esforzado por poner en práctica los protocolos de paz, según Poroshenko, y está dispuesta a buscar una fórmula de compromiso, ya que considera que el conflicto de Donbás no tiene una solución militar.
El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores Pavel Klimkin dijo en otra entrevista concedida a los periodistas alemanes que las autoridades
de Ucrania buscan una solución política al conflicto. El jefe de la
diplomacia ucraniana no quiso comentar que, casi simultáneamente, el
portavoz de la SBU Lubkivski prometió en directo en la televisión
nacional pasar pronto a las operaciones activas.
Ante esta amenaza, el dirigente de la República Popular de Donetsk, Denis Puchilin, ha llamado a Kiev para fijar inmediatamente la fecha de nuevas negociaciones en la ciudad de Minsk. «No habrá ninguna reunión», respondió Kiev. Existe la impresión de que Kiev se está preparando para la guerra, ya que sólo es en ese caso las negociaciones sobre una solución pacífica pierden su significado, advirtió Konstantin Zatulin, director del Instituto de la CEI.
«Creo que las autoridades ucranianas han puesto proa hacia una provocación del ejército, en un intento de demostrar fuerza. Por esta razón no necesitan conversaciones en Minsk. Las autoridades de ucrania ven en la guerra una salida a la difícil situación en el interior del país, vinculada a los resultados de las elecciones de diputados de la Rada Suprema, a la formación de una coalición y al reparto de las carteras ministeriales en el gobierno. No excluyo que las informaciones sobre la negativa a negociar en Minsk se expliquen precisamente de esa forma».
La guerra entre el gobierno golpista de Kiev y los independentistas de
Donbas comenzó en abril. Según el último balance de la ONU ha causado al
menos 4.132 muertos (incluidos los 298 ocupantes del Boeing malasio
derribado sobre la provincia de Donetsk en julio de este año) y casi
10.000 heridos.
La misión de observación de la OSCE parece estar en buena posición para presentar una evaluación objetiva de los hechos. Sin embargo, recientemente ha «metido la pata»: Kiev ha acusado a sus observadores de revelar secretos militares. Más tarde Kiev se retractó de sus declaraciones sobre este asunto. La OSCE se ha hecho más leal a Kiev. La misión ha publicado recientemente su informe sobre los disparos contra una escuela en Donetsk que causó dos muertos entre los estudiantes. Tras una inspección del escenario del crimen, los observadores de la OSCE llegaron a la conclusión de que los disparos se realizaron en la dirección norte-oeste, es decir, desde la zona controlada por el ejército ucraniano. Sin embargo, en la información correspondiente a los medios de comunicación, el pasaje con la indicación de la dirección de los disparos de cohetes ha desaparecido.
Las especulaciones sobre los movimientos en el Donbass de convoyes militares no identificados, que Kiev, la OTAN y Estados Unidos atribuyen a Rusia, han sido calificados por el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Alexander Lukashenko, de «esperpentos». No hay pruebas, no hay fotos en las redes sociales que confirmen las acusaciones. No obstante, la campaña contra Rusia lleva agua al molino de los que apoyan un escenario agresivo de los acontecimientos.
● Creo que esta Tercera Guerra Mundial (en la que ya estamos desde ya antes de caer la URSS), se encamina hacia una guerra total de consecuencias catastróficas, por la voluntad de imponer su hegemonía mundial incondicionalmente las mafias del poder occidental: De los poderes económico, político, militar y mediático; así como el judicial (que
debería haber tomado cartas en contra de la ilegalidad de este asunto y no hace nada, como tampoco lo hizo para preservar esa sociedad de derechos mínimos que se pretendía con la constitución de 1978).
● Estamos inmersos en el resultado de una marranada inconmensurable.