El FBI paga a los musulmanes para que cometan atentados

Así lo asegura Human Rights Watch en un informe publicado el 21 de julio: el FBI estimula con dinero a los musulmanes estadounidenses a cometer atentados para legitimar las leyes antiterroristas aprobadas desde el 11 de setiembre de 2001.

La ONG ha elaborado su informe en colaboración con el Instituto de Derecho de la Universidad de Columbia, cuyos extractos ha publicado el diario francés L’Express. Dicho informe habla de “promoción de los atentados” por parte del FBI y, en algunos casos, de la entrega de dinero a los autores de los mismos para que los cometan.

El impulso de los atentados terroristas por parte del FBI, que no es ninguna novedad, se intensificó como consecuencia de las operaciones de seguimiento de los musulmanes que constaban en sus archivos.

Con la provocación la policía federal estdounidense busca incrementar el número de detenciones para justificar así las leyes antiterroristas y demostrar la eficacia que se obtiene gracias a la anulación de las libertades constitucionales.

En lo que califica como “una ilusión de justicia”, Human Rights Watch considera que el FBI sostiene la teoría de que los musulmanes son “terroristas potenciales” y la intervención de algunos de ellos en los atentados es la mejor demostración de que la policía nunca se equivoca en su diagnóstico.

Luego es tarea de la televisión centrar la atención del público en las conexiones de los autores con Al-Qaeda, eliminando cualquier rereferencia a que sus únicos contactos son con el FBI, que es quien pone todos los medios y el dinero.

El informe analiza 500 operaciones (terroristas y antiterroristas) del FBI en las que han participado musulmanes de Estados Unidos, cuyo único fundamento ha sido la pertenencia religiosa o étnica de las personas acusadas.

En un 30 por ciento de los casos el informe califica la intervención del FBI en los atentados como preponderante. Según Andrea Prasow, una de las autoras del informe, la intervención del FBI en los atentados es tan relevante que ninguno de los autores directos de ellos los hubiera cometido sin la previa instigación policial.

La investigación enumera casos concretos, como el de Rezwan Ferdaus, un joven de 27 años condenado por pretender atacar al Pentágono y al Congreso con mini-drones cargados de explosivos. El plan fue elaborado al detalle por un policía infiltrado que ha llevado al acusado a cumplir 17 años de cárcel. (Naturalmente el infiltrado no ha sido condenado.)

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