Los yihadistas del Frente Al-Nosra se sienten crecidos tras al respaldo diplomático que les ha prestado el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, quien ha dicho que “Estados Unidos no quiere que Siria y Rusia ataquen a los grupos terroristas Ahrar Al-Sham y Jaish Al-Islam, incluso aunque luchen junto al Frente Al-Nosra” y hayan violado la tregua en Siria.
En los últimos días la situación se venía agravando en la ciudad, la segunda más poblada de Siria. El Frente Al-Nosra y sus secuaces han estado bombardeando los barrios residenciales del centro con lanzagranadas y morteros. El número de víctimas civiles es superior a 100 y los hospitales han agotado sus plazas para atender a los numerosos heridos.
Los yihadistas acumularon tropas y pertrechos que llevaron desde otros campos de batalla para dilatar lo que parece inevitable: la caída de la ciudad en poder de las fuerzas gubernamentales.
Una vez que se baten en retirada, el desenlace no se demorará más tiempo. No obstante, el coste ha sido terrible y el ejército tuvo que recurrir a la fuerza aérea para destruir los puntos de lanzamiento de los obuses.
Los milicianos que combaten junto al ejército sirio hablan de decenas de muertos entre los yihadistas, pero no se han podido confirmar ninguna cifra con un mínimo de precisión.
La intensificación de los combates en Alepo contrasta con el acuerdo al que han llegado Rusia y Estados Unidos para imponer el alto el fuego en Latakia y Damasco.
La semana pasada el coronel Steve Warren, del Ejército estadounidense, señaló que “es precisamente Al-Nosra quien tiene el control en Alepo”. Para evitar que lo pierda el Departamento de Estado ha pedido un cese inmediato de las hostilidades.