“Coca-Cola utiliza la misma agua subterránea que la comunidad usa para beber, cocinar, lavar, regar y alimentar al ganado”, afirma Amit Srivastava, un militante campesino que coordina el Centro de Recursos de India (IRC).
“Muchos pozos se han secado, así que las mujeres tienen que caminar más para conseguir agua potable. Los niveles de agua subterránea han bajado tanto que los agricultores tienen que cavar pozos más profundos para obtener agua para el riego. Pero eso cuesta un dinero que muchos no tienen, por lo que pierden ingresos ya que la producción baja al regar menos y al alimentar peor a las vacas”.
El dirigente de IRC, organización que apoya a los campesinos, señala que los niveles de agua “comenzaron a bajar rápidamente” cuando se instaló la planta en 1999. Actualmente este recurso se encuentra “sobreexplotado”, la peor de las cuatro categorías establecidas por la Autoridad Central de Aguas Subterráneas.
Éste no es el primer conflicto de Coca-Cola en India. En 1977 Coca-Cola tuvo que abandonar el país al negarse a revelar su fórmula secreta y a ceder un porcentaje de su participación en el capital a una marca local.
Desde su vuelta a India en 1993, han sido continuas las denuncias contra sus métodos de producción en varias de sus 57 fábricas. En abril del año pasado tuvo que cancelar sus planes de poner en marcha una nueva embotelladora en el estado de Tamil Nadu porque el Gobierno estatal revocó el contrato de 80 millones de dólares que tenía con la multinacional.
“Éste es uno de los lugares más contaminados de India y no queríamos que viniese otra empresa altamente contaminante como Coca-Cola”, dijo el ambientalista Myilsamy Murugasamy.
En 2014, la marca dijo adiós a dos proyectos millonarios, uno en Mehdiganj y otro en el estado de Uttarkhand, tumbados también por la oposición local, que denunciaba el uso abusivo del agua y su contaminación, el mismo motivo por el que las autoridades del estado de Kerala cerraron 10 años antes la embotelladora de Plachimada, “la gran victoria” que “inspiró” a los campesinos para oponerse al resto de proyectos.
En diciembre los jefes de la empresa reconocieron que que tendrán que cerrar algunas fábricas si suben los impuestos a las bebidas gaseosas.