Una delegación rusa se entrevistó en Afrin con los dirigentes de YPG para que sus fuerzas se retiren de cinco localidades del norte de la provincia de Alepo. La delegación les puso al corriente de los planes del gobierno de Erdogan de atacar las poblaciones fronterizas de Afrin, en la frontera occidental de Siria con Turquía.
La retirada de los kurdos del norte de Alepo permitirá la apertura de una vía hacia la periferia oeste de Alepo y la provincia de Idlib.
Además de la retirada de los kurdos de Alepo, Turquía pretende instalar tres bases militares al sur de Afrin, en la zona siria de Rojava donde es mayor la proporción turcomana de la población.
El gobierno turco pretende constituir en Afrin nuevos consejos locales de gobierno en los que la población de origen turco tenga alguna representación política.
Con motivo del encuentro con los rusos, Bahjat Abdo, el comandante al frente de las milicias kurdas en Afrin, concedió una entrevista a la edición kurda de VOA sobre la posibilidad de que se produzca un acuerdo de Rusia con Turquía para atacar a las milicias kurdas en Afrin.
La respuesta del comandante de YPG fue que si las tropas rusas continuaban estacionadas en sus posiciones actuales, les pedirían que se retiraran de Afrin.
“Rusia mete presión a los kurdos para crear un terreno favorable para la entrada del ejército sirio en Afrin”, manifestó Abdo. Afrin es el territorio más occidental del Kurdistán sirio que administrativamente pertenece a Alepo. En 2004 la población era de unos 172.000 habitantes y quedó en poder de YPG al inicio de la guerra de Siria.
La semana pasada el diario turco Daily Sabah anunció que, apoyado por militares turcos, el llamado “ejército libre de Siria” estaba adiestrando a 20.000 soldados para combatir a los kurdos de YPG al noroeste de Siria.
La situación en Afrin es, pues, de guerra inminente, lo que desenmascara el fantasma de las FDS, integrada por dos fuerzas, YPG y “ejército libre de Siria” que, mientras dicen luchar juntos en Raqqa, afilan los cuchillos en Afrin.