Es la primera misión aérea que la OTAN encomienda a España tras el derribo del bombardero ruso Su-24 en Siria hace un par de meses. Según algunas informaciones, el derribo fue ordenado por la OTAN desde la base aérea de Torrejón de Ardoz, cerca de Madrid, por oficiales españoles.
El ejército español está asumiendo unas responsabilidades para las que no está capacitado en absoluto. Sin embargo, durante el acto de despedida, uno de de pilotos, el comandante del Ala 14 Abel Martos, aseguró que se van en «misión de paz». Una misión que, según Abel Martos, se lleva realizando durante «muchos años» y que no es nada «conflictiva».
Los aviones españoles se encargarán de estrechar el cerco a las aeronaves militares rusas de la zona, donde el tráfico aéreo se ha incrementado notablemente a raíz del estallido, en abril de 2014, de la guerra de Ucrania.
El comandante Martos ha comentado que marchan con «mucha ilusión» y con la intención de realizar la misión que la OTAN les ha ordenado. Van «tranquilos» porque se trata de una misión conocida ya que también se realiza en territorio nacional y ha mostrado su intención de realizarla con la misma «profesionalidad» con que la realizan en España.
Sobre las posibles incidencias que puedan surgir durante los cuatro meses que estarán desplegados en la región báltica, el piloto ha dicho que se realizarán acompañamientos, escoltas e interceptaciones de aviones que sobrevuelen los espacios aéreos de dichos países.
El destacamento consiste en dos aviones que estarán continuamente preparados para volar y otros dos en reserva y el piloto ha explicado que la disponibilidad de los aparatos es de «despegue inmediato».