Cuando Mújica apretaba el gatillo en la guerrilla uruguaya

El 31 de julio de 1970, el movimiento guerrillero uruguayo Movimiento de Liberación Nacional (MLN, Tupamaros), entre cuyos dirigentes estaba Pepe Mújica (“comandante Facundo”), secuestró, entre otros, a Dan Mitrione y, a cambio de su liberación, exigió la de 150 presos políticos.

Mitrione era un miembro del FBI que viajaba por Latinoamérica entrenando a los policías en técnicas de tortura. De 1962 a 1967 estuvo en Brasil durante el Golpe de Estado para adiestrar a la polícía en eso que hoy la CIA llama “técnicas reforzadas de interrogatorio”. Para pasar desapercibido viajaba como funcionario de la Usaid.

Los viajes de Mitrione por Latinaomérica fueron a la sombra de los golpes de Estado. En 1965 impartió cursillos en la República Dominicana a los policías del país, durante el desembarco de los marines encargados de perpetuar el derrocamiento del presidente Juan Bosch.

Las técnicas de tortura de Mitrione se generalizaron a partir de entonces, especialmente la “picana”, que consiste en la aplicación de corrientes eléctricas al cuerpo del detenido.

En 1970 llegó a Uruguay, donde el traje de camuflaje de la Usaid no le sirvió de mucho porque los Tupamaros le pudieron localizar. Dos años después, el director de cine Costa Gavras rodó la película “Estado de sitio”, que recrea el secuestros, interrogatorio y ejecución de Mitrione.

Después de su muerte, Nixon enterró al maestro de torturadores con honores militares. El cantante Frank Sinatra y el comediante Jerry Lewis le rindieron un homenaje en Richmond, donde había sido jefe de policía, y pagaron 20.000 dólares a su familia.

No obstante, el verdadero personaje cinematográfico de aquella historia siempre fue Mújica, al que han dedicado tres películas, más una serie de televisión. El 2010 la Organización Sionista de Uruguay le otorgó el Premio Jerusalén. Durante su Presidencia, nombró a Luis Almagro como ministro de Asuntos Exteriores, un peón de la CIA en Latinoamérica al que posteriormente promocionaron a secretario general de la OEA, donde lleva 10 años de servilismo repugnante.

Los mil y un homenajes que le han rendido a Mújica son la recompensa por haber renegado de sí mismo, apoyar al sionismo, criticar a Rusia, a Venezuela, a Nicaragua… Como buen renegado, al salir de la cárcel en 1985 Mújica rindió pleitesía al imperialismo y es lógico que la izquierda domesticada, a su vez, le rinda pleitesía a él y a lo que ha representado desde entonces.

<h5>Costa Gavras: Estado de sitio (1972)</h5>


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